El Discurso de los Olivos

(The Olivet Discourse)

Comencemos considerando el capítulo veinticuatro del evangelio de Mateo, una sección de la Escritura que se fundamenta en los acontecimientos de los tiempos finales cuando Jesús regrese. Junto al capítulo 25 de Mateo, estos dos capítulos se conocen como el Discurso de los Olivos, porque se encuentran en el momento en que Jesús les hablaba a sus discípulos más cercanos[1] en el Monte de los olivos. Mientras leemos, aprenderemos acerca de muchos eventos de los últimos tiempos, y consideraremos lo que los discípulos de Jesús, aquellos a quien Jesús dirigió este discurso, concluyen acerca del tiempo del rapto:

“Jesús salió del templo y, cuando ya se iba, se acercaron los discípulos para mostrarle los edificios del Templo. Respondiendo Él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada. Estando Él sentado en el Monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: dinos, ¿Cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” (Mateo 24:1-3).

Los discípulos de Jesús querían saber acerca del futuro. Específicamente querían saber cuando iba a ser destruido el templo (como Jesús lo había dicho), y qué señal se daría de su retorno y del final del siglo.

Mirando la Historia, sabemos que los edificios del templo fueron demolidos 70 años después de Cristo por el general Tito y los ejércitos romanos. También sabemos que Jesús todavía no ha regresado por su iglesia, así que estos dos eventos no fueron simultáneos.


 

[1] Marcos 13:3 nombra a los discípulos que estaban presentes: Pedro, Santiago, Juan y Andrés. El discurso de los Olivos lo encontramos también en Marcos 13:1-37 y en Lucas 21:5-36. Lucas 17:22-37 también contiene información similar.

 

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Capítulo Veintinueve – El Rapto y los Tiempos Finales » El Discurso de los Olivos

¿Cuándo Ocurrirá el Rapto Exactamente?

(When Exactly Does the Rapture Occur?)

Una pregunta que frecuentemente divide a los cristianos es el saber el tiempo exacto del rapto. Algunos dicen que el rapto ocurrirá antes de los siete años de tribulación, y por lo tanto puede ocurrir en cualquier momento. Algunos dicen que ocurrirá en medio de los siete años de tribulación. Y aún otros dicen que ocurrirá después de la mitad de los siete años de tribulación. Y todavía otros dicen que el rapto ocurrirá al momento del retorno de Jesús, cuando Él manifieste su ira al final de la tribulación.

Este tema no debería causar división, y todas las personas con puntos de vista diferentes deben recordar que todos concuerdan en que el rapto ocurrirá en algún punto cerca o en los siete años de tribulación. Este es un periodo insignificante comparado con los miles de años de historia. Así que en vez de dividirse con distintas formas de pensar, deberíamos de regocijarnos en lo que concordamos. Y lo que cada uno cree, no cambiará lo que ocurrirá.

Luego de todo lo dicho, he de compartir que en mis primeros veinticinco años de vida cristiana, yo creía que el rapto ocurriría antes de los siete años de tribulación. Creí en eso porque eso es lo que se me había enseñado, y yo tampoco quería estudiar el libro de Apocalipsis. Sin embargo, cuando estudié la Escritura por mí mismo empecé a tener un punto de vista diferente. Así que veamos juntos lo que la Biblia dice para sacar alguna conclusión con respecto a este tema. Aún si no coincides conmigo, siempre nos amaremos los unos a los otros.

 

El Anticristo

(The Antichrist)

El profeta Daniel reveló que el anticristo se sentará en templo reedificado de Jerusalén a mediados de los siete años de tribulación y se proclamará Dios (ver Daniel 9:27, el cual estudiaremos luego). Este es el evento que Jesús tenía en mente, mientras continuaba su discurso de los olivos:

“Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel, el que lee, entienda, entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado, porque habrá entonces gran tribulación, cual no la habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.[1] Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:15-22).

Esta es una elaboración más específica concerniente a la tribulación de la que Jesús había hablado antes (ver 24:9). Cuando el anticristo declare que él es Dios desde el templo de Jerusalén, una persecución inimaginable comenzará en contra de los creyentes en Jesús. Al declararse a sí mismo Dios, el anticristo esperará que todos acepten su deidad. Consecuentemente, todos los verdaderos creyentes en Cristo inmediatamente se convertirán en enemigos oficiales del estado y serán prendidos y asesinados. Por esto Cristo dijo a los creyentes en Judea que deberían huir a los montes, sin retrasarse, orando para que su escape no tenga dificultades.

Yo pienso que sería una buena idea para todos los creyentes alrededor del mundo huir a lugares remotos cuando esto ocurra, pues probablemente esto será presentado hasta por la televisión alrededor del globo. La Escritura nos dice que todo el mundo se rendirá ante el anticristo, pensando que él es el Cristo, y el mundo le dará su adhesión. Cuando él se declare Dios, el mundo creerá en él y le adorará. Cuando el anticristo hable blasfemias en contra del verdadero Dios, el Dios de los cristianos, influenciará a todos sus seguidores en el mundo para que odien a aquellos que se niegan a adorarlo (ver Apocalipsis 13:1-8).

Jesús promete liberación a su pueblo al acortar los días pues de otra forma nadie se salvaría (ver 24:22). El acortar los días por amor a sus elegidos debe ser una referencia a su liberación cuando Él venga en los cielos. Sin embargo, Jesús no nos dice aquí, cuánto tiempo después de que el anticristo se declare Dios, ocurrirá esta liberación.

En cualquier caso, una vez más notamos que los que escuchaban a Jesús en ese día quedaron con la misma impresión de que verían al anticristo declarar su deidad y su guerra en contra de los creyentes. Esto contrasta con aquellos que dicen que los creyentes serán raptados en los cielos antes de tal evento. Si tú le hubieras preguntado a Pedro, Santiago o Juan si Jesús iba a retornar para rescatarlos antes de que el anticristo se declarara Dios, ellos hubieran respondido, “aparentemente no”.


[1] Si el rapto de la iglesia ocurriera precisamente en el punto de los siete años de tribulación como algunos dicen, no hubiera habido necesidad de que Jesús diera instrucciones a los creyentes acerca de escapar por sus vidas, ya que todos serían llevados en el rapto.

 

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Capítulo Veintinueve – El Rapto y los Tiempos Finales » El Anticristo

Un Perfecto Ejemplo

(A Perfect Example)

Leemos en Deuteronomio 13:1-3:

“Cuando se levante en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te anuncie una señal o un prodigio, si se cumple la señal o el prodigio que él te anunció, y te dice: “vayamos tras dioses ajenos, que tu conoces, y sirvámoslos”, no escucharás las palabras de tal profeta ni de tal soñador de sueños, porque Jehová, vuestro Dios, os está probando para ver si amáis a Jehová, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma” (Énfasis agregado).

Parece razonable el concluir que no fue Dios quien le dio el poder sobrenatural al profeta para obrar en señales y maravillas—debió haber sido Satanás. Ahora, Dios lo permitió y usó la tentación de Satanás como su prueba para saber qué era lo que había en el corazón de esa gente.

Este mismo principio está también ilustrado en Jueces 2:21-3:8 cuando Dios permitió a Israel ser tentado por las naciones que le rodeaban para determinar si le obedecerían o no. Jesús también, fue llevado por el Espíritu al desierto con el propósito de ser tentado por el diablo (ver Mateo 4:1) y por tanto probado por Dios. Él tenía que probar que no tendría pecado, y la única forma de probarlo era el ser sometido a prueba por la tentación.

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Capítulo Veintiocho – El Plan Eterno de Dios » Un Perfecto Ejemplo

490 Años Especiales

(490 Special Years)

Desde el decreto dado 445 años antes de Cristo por el rey Artajerjes para reconstruir Jerusalén, Dios determinó 490 años especiales de historia futura. Pero esos 490 años no seguían una secuencia; al contrario, estaban divididos en dos segmentos de 483 años y siete años respectivamente. Cuando los primeros 483 años de ese tiempo determinado se completaron (en el año en que Jesús fue Crucificado), el reloj se detuvo. Daniel probablemente nunca soñó que el reloj se detendría por lo que son ahora casi dos mil años después de esto. En algún punto en el futuro, ese reloj comenzará de nuevo y correrá por los siete años restantes. Esos siete años finales se refieren no sólo a “la tribulación”, sino también a la “semana setenta de Daniel”.

Esos siete años están divididos en dos periodos de tres años y medio. En el punto medio, como lo leímos en la profecía de Daniel, el anticristo romperá su pacto con Israel y “pondrá un alto a los sacrificios y a las ofrendas”. Él entonces, como Pablo lo dijo, se sentará en el templo de Jerusalén y se declarará Dios.[1] Esta es la “abominación desoladora” a la que Jesús se había referido (ver Mateo 24:15). Por esto es que los creyentes en Judea deberán “correr a las montañas” (ver Mateo 24:16), pues eso marca el comienzo de la peor tribulación que el mundo haya visto (ver Mateo 24:21).

Es posible que la “fuga judía” haya sido vista simbólicamente por Juan en su visión, escrita en el capítulo doce del libro de Apocalipsis. Si es así, los creyentes judíos, encontrarán un lugar especial y seguro preparado para ellos en el desierto donde serán “alimentados” por tres años y medio exactamente, el cual es el periodo restante de los siete años de tribulación ( ver Apocalipsis 12:6, 13-17). Juan vio con anticipación la ira de Satanás en su escape y su guerra subsiguiente con el resto de aquellos que “guardan los mandamientos de Dios y se aferran al testimonio de Jesús” (ver Apocalipsis 12:17). Por esto es que pienso que sería una buena idea que todos los creyentes alrededor del mundo corrieran a esconderse a lugares seguros y remotos cuando el anticristo se declare Dios en Jerusalén.


[1] Esto nos indica, que el templo de Jerusalén debe ser reconstruido, pues por ahora, no existe ningún templo en Jerusalén (hasta el día de hoy, este estudio se escribió al principio del año 2005).

 

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Capítulo Veintinueve – El Rapto y los Tiempos Finales » 490 Años Especiales

Preparándose Para El Mundo Futuro

(Preparing For the Future World)

Si te has arrepentido y creído en el evangelio, ya has pasado la prueba inicial y más importante de la vida. Sin embargo, no pienses que no seguirás siendo probado para determinar si sigues siempre tu devoción y fidelidad a Dios. Sólo aquellos que continúen en la fe, serán presentados ante Dios como santos sin mancha (ver Colosenses 1:22-23).

Más allá de esto, la Escritura es clara al exponer que cada uno de nosotros estará en el juicio del trono de Dios, y en este tiempo cada individuo será recompensado de acuerdo a su obediencia en la tierra. Así que todavía estamos siendo probados para determinar si somos dignos de las recompensas futuras del Reino de Dios. Pablo escribe,

“Tú, pues ¿Por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano?, porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo, pues escrito está: “vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios“. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:10-12, énfasis agregado).

“porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).

“Así que no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones. Entonces, cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Corintios 4:5, énfasis agregado).

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Capítulo Veintiocho – El Plan Eterno de Dios » Preparándose Para El Mundo Futuro

Satanás No Se Merece Toda La Culpa

(Satan Does Not Deserve All the Blame)

Satanás ya ha derribado a un gran número de gente en el mundo cegando sus mentes a la verdad del evangelio, pero debemos darnos cuenta que Satanás no puede cegar a cualquiera. Él sólo puede afectar a aquellos que permiten el engaño en su vida, aquellos que rechazan la verdad.

Pablo declara que los no creyentes están “cegados en el entendimiento” (ver Efesios 4:18) y que también son ignorantes, pero él también revela la razón de su falta de entendimiento e ignorancia:

“ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. Estos, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza” (Efesios 4:17b-19, énfasis agregado).

Los incrédulos no son simplemente personas desafortunadas que han sido engañadas por Satanás. Al contrario, son pecadores rebeldes e ignorantes, que desean permanecer así debido a la dureza de su corazón.

Ninguna persona debe permanecer así, como tu propia vida lo demuestra. Una vez que has suavizado tu corazón para Dios, Satanás no te puede seguir engañando.

Al final, Satanás será atado durante el reinado milenial de Jesús y entonces no tendrá influencia sobre nadie:

“Prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y puso un sello sobre él, para que no engañara más a las naciones hasta que fueran cumplidos mil años. Después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo” (Apocalipsis 20:2-3).

Note que antes de la encarcelación de Satanás, él engañaba a las naciones, pero cuando es atado ya no puede tocarlas. Sin embargo, una vez que sea suelto, él engañará a las naciones de nuevo:

“Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla. Subieron por la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; pero de Dios descendió fuego del cielo y los consumió” (Apocalipsis 20:7-9, énfasis agregado).

¿Por qué Dios va a soltar a Satanás por un corto periodo de tiempo? La razón es que todos aquellos que han odiado a Jesús en su corazón, pero que han estado fingiendo obediencia durante su reino, sean juzgados. Ellos serán juzgados justamente. Esta será la prueba final.

Por la misma razón, Satanás opera en la tierra en la actualidad, para que aquellos que odian a Jesús en sus corazones sean manifestados y juzgados finalmente. Una vez que Dios ya no tenga ningún uso para Satanás en sus propósitos divinos, él será arrojado al lago de fuego para ser atormentado por siempre (ver Apocalipsis 20:10).

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Capítulo Veintiocho – El Plan Eterno de Dios » Satanás No Se Merece Toda La Culpa

La Pregunta Siguiente

(The Next Question)

Si Dios desde antes sabía quiénes creerían en Jesús y quiénes lo negarían, ¿Por qué creó personas que Él sabía que le negarían? ¿Por qué simplemente no creó gente que Él sabía que se arrepentiría y creería en Jesús?

La respuesta a esta pregunta es un poco difícil de entender, pero no imposible.

Primero, debemos comprender que Dios nos creó con libre albedrío. Esto quiere decir que todos nosotros tenemos el privilegio de decidir por nosotros mismos si deseamos o no servir al Señor. Nuestras decisiones de obedecer y desobedecer, arrepentirse o no arrepentirse, no están predeterminadas por Dios. Esas decisiones las tomamos nosotros.

Esto implica que cada uno de nosotros debe ser probado. Por supuesto que Dios ya sabe desde antes lo que vamos a hacer, pero nosotros tuvimos que hacer algo en algún punto de nuestra vida para que Él pudiera saberlo con anticipación.

Por ejemplo, Dios sabe el resultado de cada partido de fútbol antes de que se juegue, pero debe haber juegos planeados con anticipación para que Dios conozca los resultados. Dios no sabe (y no puede saber) los resultados de los juegos que nunca se jugaron, pues no hay resultados que anticipar.

De la misma manera, Dios únicamente puede saber las decisiones de los agentes de libre moral, si estos se dan la oportunidad de tomar decisiones y de ejecutarlas. Ellos deben ser probados. Y por esto es que Dios no creó únicamente gente que se arrepintiera y creyera en Jesús.

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Capítulo Veintiocho – El Plan Eterno de Dios » La Pregunta Siguiente

Otra Pregunta

(Another Question)

También se puede preguntar, ¿si todo lo que Dios quiere es gente que le obedezca, entonces por qué nos creó con libre albedrío? ¿Por qué no creó una raza de eternos y obedientes robots?

La respuesta es porque Dios es un Padre. Él quiere tener una relación entre hijo y padre con nosotros, y no puede existir esta relación entre padre e hijo con robots. El deseo de Dios es tener una familia eterna de hijos, que han escogido, por su propia voluntad, el amarle. De acuerdo a la Escritura este era su plan predestinado:

“Por su amor, nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:5, énfasis agregado).

Si tú quieres saber cuanto placer le daría a Dios el tener sólo robots, tan sólo pon un títere en tu mano y pídele a ese títere que te diga cuanto te ama. No sentirás el tibio calor del amor en tu corazón, ese títere sólo dice lo que haces que él diga. Él no te ama realmente.

Lo que hace el amor tan especial es que se basa en la escogencia de alguien con una voluntad libre para escoger. Los títeres y los robots no saben nada acerca del amor porque no pueden decidir nada por ellos mismos.

Debido a que Dios quiere una familia de hijos que escogen amarle y servirle de corazón, Él tenía que crear agentes con libre albedrío. Esa decisión incluía el riesgo de que algunos agentes con libre albedrío escogieran no amarle ni servirle. Y estos agentes de libre moral, después de resistirse al llamado de Dios por toda su vida y resistirse al evangelio y a su conciencia, tendrán que encarar una pena justa, pues serán merecedores de la ira de Dios.

Ninguna persona en el infierno puede acusar justamente a Dios, porque Dios le proveyó un camino para que pudiera ser libre de su culpa y de sus pecados. El deseo de Dios para cada persona es que sea salva (ver 1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9), pero cada persona debe tomar esta decisión.

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La Imparcialidad de Nuestro Futuro Juicio

(The Fairness of Our Future Judgment)

Otra parábola que Jesús nos dio, ilustra la perfecta imparcialidad de nuestro futuro juicio:

“El reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a encontrar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados y les dijo: id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados y les dijo: ¿por qué estáis aquí todo el día desocupados? Le dijeron: porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que es justo. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros. Llegaron los que habían ido cerca de la hora undécima y recibieron cada uno un denario. Al llegar también los primeros, pensaron que habían de recibir más, pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: estos últimos han trabajado una sola hora y los han tratando igual que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete; pero quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿No me está permitido hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia porque yo soy bueno? Así, los primeros serán los últimos y los últimos, primeros, porque muchos son llamados, pero pocos escogidos” (Mateo 20:1-16).

Jesús no estaba enseñando en esta parábola que todos sus siervos iban a recibir la misma recompensa al final, pues esto no puede ser justo y podría contradecir otras escrituras (ver, por ejemplo, Lucas 19:12-27; 1 Corintios 3:8).

Más bien, Jesús estaba enseñando que los siervos de Dios serán recompensados no sólo basándose en lo que hicieron por Él, sino en la cantidad de oportunidades que Dios les dio. Los trabajadores en esta parábola que sólo trabajaron una hora hubieran trabajado todo el día si se les hubiera dado la oportunidad. De igual manera, la recompensa de aquellos que trabajaron un poco más de una hora fue igual a aquellos que trabajaron todo el día.

Así también, Dios da diferentes oportunidades a cada siervo. A algunos les da grandes oportunidades de servir a miles de personas usando los dones maravillosos que Dios les ha dado. A otros les da menos oportunidades y dones, pero van a recibir la misma recompensa, al final, si ellos son igualmente fieles con lo que Dios les ha dado.[1]


[1] Esta parábola tampoco enseña acerca de aquellos que se han arrepentido desde muy jóvenes y han sido siervos fieles por muchos años diciendo que serán recompensados de la misma forma como aquellos que se arrepintieron durante los últimos años de su vida y fielmente sirvieron a Dios por un año. Esto no sería justo, y no estaría basado en las oportunidades que Dios le da a cada uno, pues Dios le da oportunidad de arrepentimiento a todos a lo largo de toda su vida. Por esto aquellos que trabajaron más horas, recibirán más recompensa, que aquellos que trabajaron por poco tiempo.