Cómo Satanás Ciega la Mente de la Gente

(How Satan Blinds People's Minds)

Exactamente, ¿cómo ciega Satanás las mentes de las personas? ¿Posee cierto poder místico que derrama como una poción sobre las cabezas de las personas para cegar su entendimiento? ¿Hundirá un demonio sus garras en sus cerebros, para hacer un corto circuito en sus procesos de pensamiento racional? No, Satanás ciega la mente de la gente al suplirles con mentiras que puedan creer.

Obviamente, si la gente realmente creyera en la verdad de que Jesús es el hijo de Dios que murió por nuestros pecados, si realmente creyeran que algún día estarán frente al trono del juicio para dar cuenta de sus vidas, entonces se arrepentirían y creerían y le seguirían. Pero muchos no creen estas cosas. Sin embargo, creen en algo. Pueden creer que no existe Dios, o que no hay vida después de la muerte. Pueden creer en la reencarnación, o en que Dios nunca enviará a nadie al infierno. Pueden creer que sus obras religiosas les llevarán al cielo. Pero sea lo que sea que crean, si no es el evangelio, se puede resumir en una palabra: mentiras. Ellos no creen la verdad, y por esto Satanás los ciega a través de sus mentiras. Sin embargo, si se humillan y creen en la verdad, Satanás no podrá cegarlos más.

¿Y Qué acerca de los Huracanes?

(How About Hurricanes?)

La palabra huracán no se encuentra en la Escritura, pero definitivamente podemos encontrar ejemplos de vientos fuertes. Por ejemplo:

“Los que descendían al mar en naves y hacen negocio en las muchas aguas, ellos han visto las obras de Jehová y sus maravillas en las profundidades, porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso que encrespa sus olas” (Salmos 107:23-25, énfasis agregado).

“Pero Jehová hizo soplar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave” (Jonás 1:4, énfasis agregado).

“Después de esto vi cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre árbol alguno” (Apocalipsis 7:1).

Indiscutiblemente, Dios puede iniciar los vientos y detenerlos.[1]

En la Biblia entera, hay sólo una escritura que le da a Satanás el crédito por enviar un viento. Fue durante las tribulaciones de Job, cuando un mensajero le reportó a él: “un gran viento se levantó del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron (Job 1:19).

Sabemos al leer el primer capítulo del libro de Job que era Satanás el que causaba los problemas a Job. Sin embargo, no debemos olvidar que Satanás no podía hacer nada contra Job o sus hijos sin el permiso de Dios. Así que, de nuevo, vemos que Dios reina sobre el viento.


 

[1] Otras escrituras que prueban que Dios tiene control sobre el viento son: Génesis 8:11; Éxodo 10:13, 19; 14:21; 15:10; Números 11:31; Salmos 48:7, 78:76; 135:7; 147:18; 148:8; Isaías 11:15; 27:8; Jeremías 10:13; 51:16; Ezequiel 13:11, 13; Amós 4:9, 13; Jonás 4:8; Hageo 2:17. En muchos de estos ejemplos, Dios usa el viento como forma de juicio.

 

Atar y Desatar en el Contexto

(Binding and Loosing in Context)

Esta interpretación encaja bien con el contexto inmediato como también con el resto del contexto en el Nuevo Testamento.

En relación al contexto inmediato, notamos que directamente después de su declaración acerca de atar y desatar, Jesús dijo: “otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:19, énfasis agregado).

Aquí también vemos de nuevo el tema de que “lo que hagamos en la tierra será apoyado por el cielo”. En la tierra nosotros estamos autorizados y somos responsables de orar. Cuando lo hacemos, el cielo responde. Las palabras de Jesús, “otra vez te digo”, parecen indicar que está expandiendo su declaración anterior acerca de atar y desatar.

La declaración final de Jesús en este pasaje, “porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, yo estoy en medio de ellos” también afirma el hecho de que el cielo nos apoyará. Cuando los creyentes se reúnen en su nombre, Él que vive en el cielo se manifiesta.

Aún si tú no estás de acuerdo totalmente con mi interpretación de estos pasajes que estamos considerando, te va ser difícil encontrar en esta Escritura algún argumento que diga que Jesús estaba hablando acerca de atar espíritus malignos sobre las ciudades.

Varios Puntos de Vista acerca del Clima Adverso y los Desastres Naturales

(Various Views of Adverse Weather and Natural Disasters)

Cuando un terremoto o un huracán ocurre, a veces la gente que cree en Dios se pregunta: “¿Quién está causando esto?” Sólo hay dos posibilidades para responder a los cristianos que creen en la Biblia: Dios o Satanás está causando el desastre.

Algunos pueden decir: “No, Dios no es culpable, la gente es culpable. Dios les está juzgando por sus pecados”.

Si Dios está causando huracanes y terremotos debido al juicio sobre el pecado, entonces podemos echarles la culpa a los rebeldes humanos y no a Dios, pero aun así, Dios es en parte responsable, pues los desastres naturales no ocurren sin su decreto.

O, si es verdad que Dios le permite a Satanás enviar huracanes y terremotos para traer juicio a los pecadores, entonces podemos decir que Satanás los causa, pero aun así, Dios es en parte responsable. La razón es que Dios es quien le permite a Satanás causar destrucción y, además, esos desastres son el resultado de la reacción de Dios al pecado.

Algunos dicen que ni Dios ni Satanás son responsables de los huracanes y terremotos, pues estos desastres son simplemente “un fenómeno natural en nuestro mundo perdido y lleno de pecado”. Están tratando vagamente de culpar a la raza humana por los desastres naturales, pero esto no es del todo cierto. Esta explicación no libra a Dios de la culpa. Si los huracanes son simplemente “fenómenos naturales en nuestro mundo pecador”, ¿quién decidió esto? Obviamente los huracanes no los fabrican los hombres. Por esto, los huracanes no se desarrollan cuando un cierto número de mentiras son lanzadas a la atmósfera. Los terremotos no ocurren cuando un cierto número de gente comete adulterio.

No, si existe una relación entre el pecado y los huracanes, entonces Dios también está involucrado, porque los huracanes son una manifestación de su juicio sobre el pecado. Aunque el desastre ocurriera al azar, sería Dios el que decretaría que ocurriera al azar y por esto Dios está involucrado.

Aunque no existiera relación entre el pecado y los desastres naturales, y Dios se equivocó cuando creó el mundo y por esto hay fallas en la estructura de la tierra que cambian y sistemas climáticos que causan desastres naturales ocasionalmente, todavía Dios sería responsable por los terremotos y huracanes, pues Él es el creador y sus errores afectan a la gente.

¿Y Qué Acerca de la Futura “Guerra en los Cielos”?

(What About the Future "War in Heaven"?)

Si es verdad que Satanás y Dios, no están, no han estado, y nunca estarán en una batalla, entonces, ¿por qué leemos en el libro de Apocalipsis acerca de una guerra en los cielos que involucra a Satanás (ver Apocalipsis 12:7-9)? Esta es una buena pregunta, y se puede contestar fácilmente.

Note que esta guerra es entre Miguel y sus ángeles y Satanás y sus ángeles. No se menciona que Dios esté involucrado en esta batalla. Si Él lo estuviera, el conflicto no se podría describir como una guerra, debido a que Dios, siendo todopoderoso, puede detener cualquier oposición en un segundo como ya lo ha probado antes.

Los Ángeles, incluyendo Miguel, no son todopoderosos, y por esto su conflicto con Satanás y sus ángeles se puede describir como una batalla, pues será un conflicto por un periodo de tiempo. Aun así, siendo más poderosos, ellos vencerán a Satanás y a sus legiones.

¿Por qué Dios no está personalmente involucrado en esta batalla, dejando solos a sus ángeles? No tengo idea. Ciertamente Dios, sabiéndolo todo, sabía que sus ángeles podrían ganar esta batalla, y por esto tal vez pensó que no había necesidad de su presencia en ella.

No tengo ninguna duda de que Dios podía aniquilar a los cananeos en los días de Josué, pero Él escogió dar esta tarea a los israelitas. Lo que Dios pudo haber realizado sin esfuerzo alguno en segundos, ordenó que ellos lo hicieran, con gran esfuerzo y por varios meses. Tal vez le complacía más a Dios ver la fe de los israelitas. Tal vez esta es la razón por la que Dios no está involucrado en la futura guerra en el cielo. Sin embargo, la Biblia no nos lo dice.

Sólo porque habrá una guerra en el futuro entre Miguel y sus ángeles y Satanás y sus ángeles, no hay razón para que pensemos que Dios no es todopoderoso, de igual forma al referirnos a las batallas de los israelitas en Canaán, no debemos pensar que Dios no es todopoderoso.

Un Mito Basado en Otro Mito

(A Myth Based Upon a Myth)

¿Prueba esta historia de Daniel y el príncipe de Persia que nuestra guerra espiritual puede determinar el resultado de las batallas angelicales? De nuevo, esta idea asume (basada en unas cuantas escrituras) que hay batallas angelicales regularmente. Pero, por un momento digamos que sí existen batallas angelicales regularmente. ¿Prueba la historia de Daniel que nuestra guerra espiritual puede determinar el resultado de las batallas espirituales que quizá ocurren?

Esta pregunta la hacen frecuentemente aquellos que promueven el mito, “¿qué hubiera pasado si Daniel se hubiera desilusionado y se hubiera dado por vencido en un solo día?” La respuesta a esa pregunta, por supuesto, nadie la conoce. El hecho es que Daniel no cesó de buscar a Dios en oración hasta que el ángel desconocido llegó. Sin embargo, la intención a la hora de hacer esa pregunta es convencernos de que Daniel, en su continua guerra espiritual, fue la clave para que el ángel pudiera llegar hasta él. Si Daniel no hubiera hecho guerra espiritual, supuestamente el ángel nunca hubiera sobrepasado al príncipe de Persia. Ellos quieren hacernos creer, que nosotros como Daniel, debemos continuar en la batalla espiritual, pues, de lo contrario, un ángel maligno le ganará la batalla a un ángel de Dios.

Primero, observemos que Daniel no estaba “haciendo guerra espiritual”, pues él tan sólo le oraba a Dios. No se menciona que Daniel estuviera diciendo algo a ángeles malvados o reprendiéndolos por algo, o “guerreando” contra ellos. Daniel, de hecho, no sabía que se estaba llevando a cabo una batalla angelical hasta que pasaron tres semanas y el ángel se le apareció. Él pasó esas tres semanas ayunando y buscando a Dios.

Así que hagamos la pregunta de nuevo: si Daniel hubiera dejado de orar y buscar a Dios después de uno o dos días, ¿hubiera fracasado el ángel en darle el mensaje a Daniel de parte de Dios? No lo sabemos. Sin embargo, el ángel nunca le dijo a Daniel, “que bueno que te mantuviste orando, porque de lo contrario nunca hubiera podido llegar”. No, el ángel le dio el crédito a Miguel por su llegada. Obviamente, fue Dios quien envió a este ángel y a Miguel, y los envió en repuesta a la oración de Daniel para que el futuro de Israel fuera entendido.

Sería una suposición pensar que si Daniel hubiera dejado de orar y ayunar, Dios hubiera dicho, “bueno ángeles, Daniel dejó de orar y ayunar, así que aunque había enviado a uno de ustedes a darle un mensaje, olvídense de eso y no le den el mensaje a Daniel. Parece que nunca existirán los capítulos once y doce del libro de Daniel”.

Daniel obviamente, perseveró en la oración (no en la “guerra espiritual”) y Dios le respondió al enviar a los ángeles. Nosotros también debemos perseverar en la oración a Dios, y si es la voluntad de Dios, nuestra respuesta vendrá por medio de un ángel. Pero no nos olvidemos que hay muchos ejemplos acerca de ángeles dando importantes mensajes a personajes bíblicos donde no media ninguna oración, mucho menos una oración de tres semanas.[1] Debemos tener un balance en este asunto. Además, hay una serie de ejemplos donde los ángeles les dan mensajes a personajes bíblicos donde no se incluye ninguna mención acerca de una pelea contra los ángeles malvados al venir del cielo. Puede que estos ángeles tuvieran una batalla con ángeles malvados para dar estos mensajes, pero si la hubo, nosotros no lo sabemos, porque la Biblia no nos lo dice.

Así que ahora seguimos adelante con nuestro tercer mito.


[1] Por ejemplo ver, Mateo 1:20; 2:13, 19; 4:11; Lucas 1:11-20, 26-38.Por ejemplo ver, Mateo 1:20; 2:13, 19; 4:11; Lucas 1:11-20, 26-38.

Unas Pocas Preguntas Contestadas

(A Few Questions Answered)

Si Dios está juzgando a la gente a través de hambres, inundaciones, y terremotos, entonces ¿sería erróneo por parte de nosotros como representantes de Dios, el asistir y ayudar a aquellos que sufren el castigo de Dios?

No, absolutamente no. Debemos saber que Dios ama a todos, incluyendo a la gente que juzga. Tan extraño como parezca, su juicio a través de desastres naturales es de hecho una indicación de su amor. ¿Cómo puede ser esto? Por medio de las dificultades que los desastres naturales causan, Dios le advierte a la gente que ama que Él es santo y juez justo, y que hay consecuencia por el pecado. Dios permite el sufrimiento temporalmente para ayudar a la gente a despertar y ver la necesidad de un salvador, para que puedan escapar del lago de fuego. ¡Esto es amor!

En tanto la gente aún respire, Dios mostrará su amor y su gracia inmerecida y habrá tiempo para arrepentirse. Por medio de nuestra compasión y ayuda, podemos demostrar el amor de Dios por la gente que está experimentando la ira de Dios temporalmente y decirles que pueden escapar de su ira eterna. Los desastres naturales son una oportunidad para alcanzar al mundo por el cual Jesús murió.

¿Acaso no es el alcanzar a la gente con el evangelio lo más importante en esta vida? Cuando tenemos una perspectiva eterna, el sufrimiento de aquellos en medio de los desastres naturales, no se compara con lo que sufrirán aquellos que serán arrojados al lago de fuego.

Es un hecho que la gente está más abierta al evangelio cuando está sufriendo. Hay numerosos ejemplos bíblicos acerca de este fenómeno, desde el arrepentimiento de Israel durante la opresión de las naciones vecinas, hasta la historia de Jesús sobre el hijo pródigo. Los cristianos debemos ver los desastres naturales como un tiempo en que la cosecha está lista.

¿Quién le Dio a Satanás su Autoridad?

(Who Gave Satan His Authority?)

Pero, ¿por qué Satanás dijo que se le había dado autoridad sobre esos reinos?

De nuevo, hay una posibilidad muy real de que Satanás estuviera mintiendo. Pero démosle el beneficio de la duda y digamos que estaba diciendo la verdad.

Note que Satanás no dijo que Adán le había dado esta autoridad. Como ya lo hemos visto, Adán no le pudo dar una autoridad que él nunca tuvo. Adán tenía autoridad sobre las aves, los peces y las criaturas de la tierra, no sobre reinos. (De hecho, no había reinos de personas cuando Adán falló.) Además, si Satanás le estaba ofreciendo a Jesús el dominio sobre el reino de las tinieblas, que consiste en espíritus malvados y en gente inconversa, entonces no hay ninguna duda de que Adán no podía pasar esa autoridad a Satanás. Satanás gobernaba sobre los ángeles caídos antes de que Adán fuera creado.

Satanás tal vez quería decir que los humanos le habían dado autoridad sobre ellos, pues no estaban sometidos a Dios y por esto, sabiéndolo o no, estaban sometidos a Satanás.

Una posibilidad todavía mejor es que Dios le dio esa autoridad. Es muy posible, a la luz de la Escritura, que Dios le dijera a Satanás, “tú y tus espíritus malignos tienen mi permiso de reinar sobre aquellos que no se sometan a mí”. Esto tal vez sea difícil de aceptar para ti ahora, pero después verás la posibilidad de que esta es la mejor explicación de lo que Satanás dijo. Si Dios realmente “tiene dominio en el reino de los hombres” (Daniel 4.25), entonces cualquier autoridad que Satanás tenga sobre los hombres, debe haber sido otorgada por Dios.

Satanás únicamente lidera el reino de las tinieblas, que también se puede llamar “el reino de la rebelión”. Él gobernaba sobre ese reino desde el día en que fue arrojado del cielo, lo cual aconteció antes de la caída de Adán. El reino de las tinieblas consistía exclusivamente en ángeles rebeldes hasta la caída de Adán. Pero cuando Adán pecó, él se unió a este reino de rebelión, y el reino de Satanás desde entonces ha incluido no sólo a ángeles rebeldes sino también a humanos rebeldes.

Satanás reinaba sobre su tenebroso dominio desde antes que Adán fuera creado, así que no pensemos que cuando Adán pecó, Satanás ganó algo que Adán poseía previamente. No, cuando Adán pecó, él se unió al reino de la rebelión que ya existía desde antes, un reino dominado por Satanás.

¿Podemos Reprender a los Huracanes e Inundaciones?

(Can We Rebuke Hurricanes and Floods?)

Nuestra pregunta final acerca de los desastres naturales: ¿No es cierto, que si tenemos suficiente fe, podemos reprender un desastre natural y detenerlo antes de que ocurra?

Tener fe quiere decir creer en la voluntad revelada de Dios. Por lo tanto, la fe, debe estar fundada en la propia palabra de Dios o no sería fe del todo, sino sólo esperanzas o presunciones. No hay ningún lugar en la Biblia en donde Dios nos de una promesa acerca de reprender y calmar huracanes, y por esto no hay forma en que una persona pueda tener fe para hacerlo (a menos que Dios en su soberanía le de esa fe al creyente).

Déjame explicarte más. La única forma en que una persona pueda tener fe para reprender un huracán, es que Dios no quiera que tal huracán golpee una cierta zona geográfica. Como hemos aprendido de la Escritura, Dios es el que controla el viento y por esto es responsable de los huracanes. Por lo tanto, sería imposible para alguien tener la suficiente fe para detener un Huracán que Dios ya ha decretado. La única excepción a esto sería que Dios cambiara su forma de pensar acerca del huracán, lo cual puede hacer al escuchar la oración de alguien a quien Dios muestra misericordia, o al ver el arrepentimiento de la gente que estaba en el lugar donde el huracán se dirigía (la historia de Nínive en los días de Jonás nos sirve de ejemplo). Ahora bien, si Dios cambió su forma de pensar, no quiere decir que alguien tenga la fe para reprender o calmar un huracán, únicamente si ese alguien sabía que Dios quería que reprendiera y calmara esa tormenta.

La única persona que reprendió y calmó un gran viento fue Jesús. La única forma que alguno de nosotros pueda hacer lo mismo sería si Dios nos da “el don de fe”, (o el don de fe especial, como a veces se le llama) uno de los nueve dones del Espíritu escritos en 1 Corintios 12:7-11. Como todos los dones del Espíritu, el don de fe opera únicamente cuando el Espíritu lo desea (ver 1 Corintios 12:11). Por lo tanto, a menos que Dios nos de una fe especial para reprender un huracán, no debemos detenernos en su camino, supuestamente actuando por fe. Debes alejarte de ese lugar, y sugiero también que ores pidiendo la protección de Dios, y pídele que tenga misericordia de la gente que está juzgando, pídele además que salve sus vidas para que tengan más tiempo para arrepentirse.

Note que cuando Pablo era llevado a Roma en un barco que fue dominado por dos semanas por la fuerza de un fuerte viento, él no calmó el viento por medio de una reprensión (ver Hechos 27:14-44). La razón por la cual no lo hizo, es porque no podía. También note que Dios tuvo misericordia sobre cada persona a bordo, pues todos los 276 sobrevivieron (ver Hechos 27:24, 34, 44). Me gustaría pensar que Dios tuvo misericordia de ellos porque Pablo oró a Dios pidiendo misericordia de ellos.

¿Qué Pasa si la Gente se Enoja con Dios?

¿Qué Pasa si la Gente se Enoja con Dios?

(What if People Become Angry With God?)

¿Pero no se enoja la gente con Dios debido a su sufrimiento? Tal vez sí, pero nosotros gentilmente debemos hacerles ver su orgullo. Nadie tiene el derecho de quejarse por la forma en que Dios le trata, porque todos merecíamos haber sido arrojados en el infierno desde hace mucho. Antes de culpar a Dios por su calamidad, la gente debería alabarle pues les ama tanto que les envía advertencias. Dios tiene todo el derecho de ignorar a todos, dejándolos que se dirijan al infierno. Pero Dios ama a la gente y los busca todos los días. Él calladamente los llama con las hermosas flores del manzano, con las canciones de las aves, con la majestad de las montañas, y con las estrellas. Los busca a través de su conciencia, a través de su cuerpo la iglesia, y a través de su Espíritu Santo. Pero ellos ignoran su llamado.

Ciertamente no es la voluntad de Dios que la gente sufra, pero cuando la gente sigue ignorando a Dios, Él los ama tanto que usa medios más drásticos para llamar su atención. Huracanes, terremotos, inundaciones, y hambrunas son algunos de estos medios. Dios espera que tales calamidades sometan el orgullo de los hombres y los hagan meditar.

Lea el artículo anterior de esta serie,
Digamos la Verdad
 

Este artículo es un extracto del libro, El Ministro Que Hace Discípulos. El libro se pueden ordenar en Inglés por visitar nuestra tienda en línea. Para ver nuestra política de derechos de autor, haga clic aquí. © 2015 por David Servant