La Mayordomía Bíblica

(Biblical Stewardship)

Esto nos lleva a la segunda ventaja que las iglesias en las casas tienen ante las iglesias institucionales: El modelo de la iglesia en la casa promueve una mayordomía divina de los recursos de sus miembros, que ciertamente es un aspecto enormemente importante del discipulado.[1] Ningún dinero se gastaba en un edificio para la iglesia, comprándolo, rentándolo, arreglándolo, expandiéndolo, remodelándolo, comprando sistemas de aire acondicionado o de calefacción. Por consiguiente, lo que se hubiera gastado en estos edificios se usó para alimentar y vestir al pobre, extender el evangelio, y hacer discípulos, así como se hizo en el libro de los Hechos. ¡Piensa en todo lo bueno que se podría haber hecho para el reino de Dios, si los billones de dólares que se han gastado en edificios para las iglesias, se hubieran usado para difundir el evangelio y servir al pobre! Casi es inimaginable.

Además de esto, las iglesias en las casas con no más de veinte personas eran dirigidas por ancianos-pastores-superintendentes “fabricantes de tiendas” (sin necesidad de pago), una posibilidad real, ya que había cierto número de creyentes maduros en la iglesia casera. Estas iglesias prácticamente no requerían de dinero para operar.

Por supuesto que la Biblia parece indicar que los ancianos-pastores-superintendentes deberían ser pagados en proporción a su labor, de este modo, los que se dedicaban al ministerio a tiempo completo, podían vivir de eso diariamente (ver 1 Timoteo 5:17-18). Diez asalariados que sostengan con sus diezmos a la iglesia en la casa son suficientes para mantener a un pastor y sus necesidades para vivir. Cinco personas que diezmen en la iglesia casera son suficientes para que un pastor pueda dedicar la mitad de su semana laboral al ministerio.

Al seguir el modelo de la iglesia en la casa, el dinero que se usaría para construir edificios, estaría libre para pagar a los pastores, así que los pastores institucionales no tienen que temer si las iglesias en casas proliferan. Al contrario, esto puede hacer que otros hombres y mujeres hagan realidad el deseo que Dios ha plantado en sus corazones de servirle a Él en un ministerio vocacional.[2] Esto podría ayudar a alcanzar la meta de hacer discípulos. Asimismo, una iglesia en la casa con veinte asalariados podría dar potencialmente la mitad de su salario para las misiones internacionales y para ayudar al pobre.[3]

Si una iglesia institucional se divide en varias iglesias en casas, los que podrían perder su salario en la obra serían los administradores y miembros de apoyo a programas y, tal vez, algunos miembros del personal con ministerios especiales (por ejemplo, ministerios de jóvenes y niños que suelen existir en instituciones grandes) que no desean cambiar su ministerio, con poca base bíblica, por uno que sí la tiene. Las iglesias en las casas no necesitan ministerios para jóvenes o niños, porque la Biblia entrega esta responsabilidad a los padres, y la gente que se reúne en estas casas generalmente se concentra en seguir lo que dice la Biblia en vez de seguir las normas de la cristiandad cultural. Los jóvenes cristianos que no tienen padres pueden incorporarse a una de estas iglesias y ser discipulados al igual que lo harían en una iglesia institucional. ¿Alguno se pregunta por qué no se menciona la existencia de pastores de jóvenes o pastores de niños en el Nuevo Testamento? Estos tipos de ministros no existieron en los primeros 1900 años de la cristiandad. ¿Por qué de repente estos ministerios son tan necesarios ahora y, primordialmente, en los países ricos de occidente?[4]

Finalmente en las naciones que son particularmente pobres, los pastores encuentran casi imposible el rentar o poseer un edificio para la iglesia sin la ayuda de los cristianos de occidente. Las indeseables consecuencias de esta dependencia han sido muchas. Sin embargo, el hecho es que por trescientos años este problema no existió en los cristianos. Si tú eres un pastor en una nación en desarrollo cuya congregación no puede sostener su propio edificio, no tienes que atraer la atención de algunos norteamericanos con la esperanza de obtener oro. Dios ya ha resuelto el problema. Tú no necesitas un edificio para tu iglesia para hacer discípulos exitosamente. Sólo sigue el modelo bíblico.


[1] Ver “Stewardship and Money” uno de los temas bíblicos de la página de Internet, www.shepherdserve.org.

[2] Aunque puede sonar muy radical, la única razón real por la que los edificios para las iglesias son necesarios, es por la falta de líderes que puedan supervisar iglesias en las casas pequeñas, lo cual es el resultado del poco discipulado de líderes en potencia en las iglesias institucionales. ¿Podría ser que los pastores de grandes iglesias institucionales sean los verdaderos culpables de robar el ministerio a algunos ministros llamados por Dios en su congregación? Sí.

[3] Esta medida de uno a diez o veinte personas no puede ser considerada como una carga dentro del modelo bíblico de Jesús quien discipuló doce hombres y Moisés que delegó a diez jueces (ver Éxodo 18:25). La mayoría de los pastores institucionales supervisan a más cantidad de gente de la que son capaces de supervisar.

[4] También deberíamos preguntarnos por qué no hay “pastores principales o generales”, “pastores asociados” o “pastores asistentes” mencionados en la Escritura. De nuevo, estos títulos que parecen tan esenciales en la iglesia moderna debido a su estructura, no fueron necesarios en la iglesia primitiva debido a su estructura. La iglesia en la casa con veinte personas no necesitaba un pastor principal, uno asociado y otro asistente.

 

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Capítulo Cuatro – La Iglesia en Las Casas » La Mayordomía Bíblica

La Única Clase de Iglesia en La Biblia

(The Only Kind of Church in the Bible)

Primero que todo, las iglesias institucionales que se reúnen en edificios especiales no se conocen en el Nuevo Testamento, donde las iglesias en las casas eran claramente lo normal:

“Al darse cuenta de esto, llegó a casa de María, la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos. Muchos estaban allí reunidos orando”. (Hechos 12:12, énfasis agregado)

“…Y cómo nada que fuera útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente (pero no en edificios, obviamente) y por las casas…” (Hechos 20:20, énfasis agregado)

“Saludad a Priscila y a Aquila….Saludad también a la iglesia que se reúne en su casa (Romanos 16:3-5, énfasis agregado; también ver Romanos 16:14-15 donde probablemente se menciona a dos iglesias en las casas en Roma).

“Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saluda mucho en el Señor.” (1 Corintios 16:19, énfasis agregado)

“Saludad a los hermanos que están en Laodicea, a Ninfas y a la iglesia que está en su casa” (Colosenses 4:15, énfasis agregado)

“A la amada hermana Apia, a Arquipo, nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en su casa…” (Filemón 1:2, énfasis agregado).

Se ha discutido que la única razón por la que la iglesia primitiva no construyó edificios para las iglesias, fue porque la iglesia estaba en su infancia. Pero esta infancia duró bastantes décadas de acuerdo con la historia del Nuevo Testamento (y más de dos siglos después de este). Así que, si la construcción de edificios para las iglesias es una señal de la madurez para la iglesia en general, entonces podemos decir que la iglesia de los apóstoles de la cual leemos en el libro de los Hechos, nunca maduró.

Pienso que la razón por la que ninguno de los apóstoles construyó un edificio para su iglesia fue porque a lo mínimo, pudo ser considerado como algo fuera de la voluntad de Dios, pues Jesús no dejó ningún ejemplo ni instrucción acerca de esto. Él hizo discípulos sin edificios especiales, y les dijo que hicieran discípulos. Ellos no vieron ninguna necesidad para la construcción de un edificio. Es así de simple. Cuando Jesús les dijo a sus discípulos que fueran al mundo e hicieran discípulos, éstos no pensaron, “lo que Jesús quiere de nosotros es que construyamos edificios y que demos sermones a la gente una vez por semana”.

Además, el construir edificios especiales pudo ser considerado como una violación del mandamiento de Cristo de no hacerse tesoros en la tierra , desperdiciando el dinero en algo que era totalmente innecesario y robándole al reino de Dios sus recursos que podrían ser usados para un ministerio que transforme vidas.

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Capítulo Cuatro – La Iglesia en Las Casas » La Única Clase de Iglesia en La Biblia

La Iglesia en Las Casas

(House Churches)

Cuando la gente escucha por primera vez acerca de la iglesia en casas, frecuentemente comete el error de imaginar que la única diferencia entre la iglesia en la casa y la iglesia en un edificio institucional es su tamaño y sus habilidades y alternativas para proveer “un ministerio”. La gente muchas veces concluye que la iglesia en la casa no puede ofrecer la calidad de ministerio que provee una iglesia en un edificio. Pero si alguno define la palabra “ministerio” como algo que debe contribuir a hacer discípulos, ayudándolos a ser como Cristo y equipándolos para su servicio, entonces sabremos que las iglesias institucionales no tienen ninguna ventaja y, como lo dije en el primer capítulo, pueden tener desventajas. Ciertamente la iglesia en las casas no puede proveer la cantidad de actividades multifacéticas que ofrece una iglesia con un edificio institucional, pero pueden sobresalir al proveer el ministerio verdadero.

Alguna gente rechaza las iglesias en las casas diciendo que no son iglesias verdaderas, simplemente porque carecen de un edificio. Si esas personas hubieran vivido durante los primeros trescientos años de la iglesia, tendrían que haber rechazado todas las iglesias que existieron en el mundo y decir que no eran iglesias verdaderas. El hecho es que Jesús declaró, “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). Jesús no dijo nada respecto a dónde los creyentes deberían reunirse y de hecho, si tan sólo hay dos creyentes que se reúnen en su nombre, Él promete estar en medio de ellos. Lo que los discípulos de Cristo hacen frecuentemente en restaurantes, compartiendo su comida, intercambiando verdades, enseñándose y amonestándose unos a otros es más parecido a las reuniones de la iglesia neotestamentaria, que lo que ocurre hoy en día en muchos de los edificios llamados iglesias cada domingo en la mañana.

En el capítulo anterior, enumeré algunas ventajas que las iglesias en casas tienen sobre las iglesias institucionales. Me gustaría comenzar este capítulo enumerando unas cuantas razones más del por qué el modelo de la iglesia en la casa es una alternativa bíblica muy válida que puede ser muy efectiva en el propósito de hacer discípulos. Sin embargo, primero, déjeme aclarar que mi objetivo no es atacar las iglesias institucionales o sus pastores. Hay multitudes de pastores de corazón sincero con iglesias en edificios institucionales que hacen todo lo que pueden para complacer a Dios. Yo enseño a miles de pastores de este tipo de iglesias cada año y los amo y aprecio mucho. Ellos están entre la gente más amable de este mundo. Y porque yo sé lo increíblemente difícil que es su trabajo, quiero presentarles una alternativa que les ayudará a tener menos dificultades y al mismo tiempo a ser más efectivos y felices en lo que hacen. El modelo de la iglesia en la casa es bíblico y potencialmente se dirige a una efectiva meta de hacer discípulos y de expandir el reino de Dios. Tengo muy poca duda sobre el hecho de que la mayoría de pastores que trabajan en instituciones serían más felices, más efectivos y más exitosos si ellos fueran ministros en una iglesia que se encontrara en una casa.

Yo fui pastor en una institución por más de veinte años; traté de dar lo mejor de mí con todo lo que sabía. Pero fue hasta después de visitar muchas iglesias el domingo en la mañana por varios meses que me di cuenta de lo que es asistir a la iglesia como un “laico”. Mis ojos fueron abiertos y empecé a entender por qué tanta gente no siente entusiasmo por ir a la iglesia. Como casi toda persona, excepto el pastor, yo llegaba únicamente a sentarme a la banca prácticamente a esperar que el culto terminara. Cuando al fin terminaba, podía interactuar con otros como un participante más y no sólo como un espectador aburrido. Esta experiencia fue uno de los muchos catalizadores que me hicieron pensar sobre una mejor alternativa y empecé a estudiar acerca de la iglesia en la casa. Me sorprendí al darme cuenta que existen millones de iglesias en las casas alrededor del mundo y llegué a la conclusión de que las iglesias en las casas tienen algunas ventajas definitivas sobre las iglesias institucionales.

Muchos pastores que leen este libro no dirigen iglesias en las casas sino iglesias institucionales. Sé que mucho de lo que he escrito inicialmente puede ser difícil de aceptar para ellos pues se puede ver muy radical al principio. Pero les pido que tomen un tiempo para contemplar lo que tengo que decir y no espero que estén de acuerdo con todo lo que digo de un día para otro. Pero lo que he escrito ha sido para pastores, y lo hago motivado por mi amor por ellos y sus iglesias.

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La Iglesia Ideal

(The Ideal Church)

¿Podría un pastor de una iglesia en la casa ser realmente más exitoso ante los ojos de Dios que un pastor de una mega-iglesia con un edificio enorme y miles de personas que asisten cada domingo? Sí, si él multiplica discípulos y formadores de discípulos obedientes, siguiendo el modelo de Jesús al oponerse a hacer reuniones con cabritos espirituales una vez a la semana para mirar un concierto, escuchar una prédica entretenida y santificada con unas cuantas Escrituras fuera de contexto.

El pastor que determina seguir el modelo de la iglesia en casa nunca tendrá una gran congregación propia. Sin embargo, a largo plazo, él tendrá frutos más duraderos cuando sus discípulos hagan otros discípulos. Muchos pastores de congregaciones “pequeñas” de cuarenta a cincuenta miembros que desean aumentar su número, deberían cambiar su forma de pensar. Es posible que sus iglesias ya sean muy grandes. Tal vez deberían de dejar de orar por un edificio más grande y empezar a orar por quienes habrán de ser los líderes de dos nuevas iglesias en casas. (Por favor, cuando esto suceda, no le des a tu nueva denominación o a ti mismo el título de “obispo”).

Cuando se trata de iglesias, necesitamos erradicar la idea de que entre más grandes, mejor. Si juzgáramos puramente sobre bases bíblicas, las congregaciones únicas que consisten de cientos de espectadores indisciplinados, que se reúnen en edificios especiales, serían consideradas bastante extrañas. Si alguno de los apóstoles originales visitara las modernas iglesias institucionales, ¡se estaría rascando la cabeza!

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El Final de las Familias Divididas

(The End of Fragmented Families)

Otra ventaja que las iglesias en las casas tienen es ésta: Ofrecen una disciplina excelente para niños y adolescentes. Una de las falsedades propagadas por las iglesias institucionales hoy en día (especialmente las grandes en los Estados Unidos) es que proveen de maravillosos ministerios para niños y adolescentes. Sin embargo, se esconde el hecho de que la gran mayoría de niños que pasan sus años en estos atractivos ministerios para niños y jóvenes nunca vuelven a la iglesia de nuevo cuando “dejan el nido” (pregúntele a cualquier pastor de jóvenes por las estadísticas, él las debe saber).

Además, las iglesias que tienen pastores de jóvenes y pastores de niños continuamente promueven la falsedad de que los padres no son capaces ni responsables del entrenamiento espiritual de los hijos. De nuevo, “nosotros tendremos cuidado del entrenamiento espiritual de sus hijos, somos profesionales entrenados”.

El sistema así como está, tiene errores, porque crea un ciclo de creciente compromiso que dura toda la vida. Esto comienza con padres que están buscando iglesias que sus hijos puedan disfrutar. Si el adolescente Johnny dice camino a casa que se divirtió en la iglesia, los papas están conmovidos, porque ellos comparan la diversión que tuvo Johnny en la iglesia con el interés de Johnny por las cosas espirituales. Frecuentemente están cometiendo un error fatal.

Los pastores principales de las iglesias interesados en el éxito, desean que sus iglesias crezcan. Por esto, los pastores de niños y jóvenes frecuentemente se sienten presionados a tener reuniones para la creación de “programas apropiados” que sean divertidos para los niños. (“Apropiados” siempre está secundado por “divertidos” y “apropiados” no necesariamente significa, “llevar a los niños al arrepentimiento y a que crean y obedezcan los mandamientos de Jesús.”) Si el programa puede ser vendido a los niños, entonces los padres regresarán (con su dinero) y la iglesia crecerá.

El éxito de los grupos de jóvenes es generalmente comparado con la cantidad que asiste. Los pastores de jóvenes hacen lo que sea con tal de tener una gran cantidad de jóvenes y muchas veces esto compromete su genuina espiritualidad. Piedad para el pastor de jóvenes que escucha reportes de padres que murmuran al pastor general diciendo que sus hijos se quejan acerca de sus mensajes aburridos y de condenación.

Pero qué bendición serían los pastores de jóvenes en el cuerpo de Cristo si llegaran a ser líderes de una iglesia en la casa. Ellos generalmente poseen grandes habilidades para relacionarse, poseen entusiasmo y su energía es mucha. Muchos de ellos son solamente pastores de jóvenes porque es el primer requisito para adquirir las habilidades sobrehumanas de supervivencia para poder llegar a ser un pastor general. La mayoría son capaces de pastorear una iglesia en una casa. ¡Lo que ellos han estado haciendo con su grupo de jóvenes puede que esté más cercano al modelo bíblico de la iglesia que a lo que se hace los domingos en el santuario principal de la iglesia! Lo mismo se puede decir de los pastores de niños, que pueden estar millas adelante del pastor principal en su habilidad para servir en las iglesias dentro de las casas donde todos, incluyendo niños, se sientan alrededor de un círculo, todos participan y hasta disfrutan su comida juntos.

Los niños y los adolescentes son mejor discipulados en forma natural en la iglesia casera, cuando tienen la oportunidad de experimentar una verdadera comunidad cristiana y de participar, hacer preguntas y relacionarse con gente de otras edades que son parte de la familia cristiana. En la iglesia institucional, generalmente están expuestos a un gran espectáculo y al aprendizaje con “diversión”, experimentando muy poco de lo que es una verdadera comunidad, que a veces cuenta con una hipocresía penetrante e igual que en la escuela. Además, están aprendiendo a relacionarse sólo con sus compañeros.

Pero en una reunión de todas las edades, ¿qué pasa con los bebés cuando lloran o los niños pequeños cuando se vuelven insoportables?

Se pueden disfrutar siempre en la reunión, y algunos pasos prácticos pueden controlar los problemas que ellos puedan causar. Por ejemplo, pueden ser llevados a otro cuarto para entretenerlos o tan sólo darles crayones con papel para que coloreen en el suelo. En la comunidad de una iglesia en la casa, los bebés y los niños no son ningún problema como para que tengan que ser llevados a la clase de niños o clase cuna donde los cuidará un extraño. Serán amados por todas las personas de su gran familia. El bebé que empieza a llorar en la iglesia institucional frecuentemente perturba la formalidad del servicio y avergüenza a los padres que pueden sentir la desaprobación de los extraños que fijan su vista en ellos. El bebé que empieza a llorar en una iglesia dentro de una casa está rodeado por su familia y nadie censura el que se le recuerde que un pequeño regalo de Dios está en medio de ellos, una persona que todos han sostenido en sus brazos.

Los padres que tienen hijos incontrolables pueden ser gentilmente enseñados por otros padres acerca de lo que necesitan saber. De nuevo, los creyentes tienen una genuina y cuidadosa relación social. No están murmurando el uno del otro como es frecuentemente el caso de las iglesias institucionales. Ellos se conocen y se aman mutuamente.

 

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La Enseñanza

(Teaching)

La segunda manifestación en la lista de Pablo es la enseñanza. Esta indica de nuevo que cualquiera puede compartir una enseñanza inspirada por el Espíritu en la reunión. Por supuesto que cada enseñanza era juzgada para ver si coincidía con la enseñanza de los apóstoles (Pues todos se dedicaban a eso: ver Hechos 2:42) y nosotros deberíamos de hacer lo mismo hoy en día. Pero note que no hay ninguna indicación aquí, ni en ninguna parte del Nuevo Testamento, que diga que la misma persona diera un sermón una vez a la semana cuando las iglesias locales se reunían, pues era una reunión donde todos participaban.

En Jerusalén había grandes reuniones en el templo, donde los apóstoles enseñaban. Sabemos que los ancianos también tenían la responsabilidad de enseñar en las iglesias y que algunas personas son llamadas al ministerio de la enseñanza. Pablo hizo mucha enseñanza, públicamente y de casa en casa (ver Hechos 20:20). Sin embargo, en las reuniones pequeñas de los creyentes, el Espíritu Santo podía usar a otros para enseñar además de los apóstoles, ancianos o maestros.

Al hablar de la enseñanza, pareciera que nosotros tenemos una gran ventaja sobre la iglesia primitiva pues cada uno cuenta con copias personales de la Biblia que traemos a nuestras reuniones. Por otro lado, tal vez, nuestro fácil acceso a la Biblia ha ayudado a elevar la doctrina por encima de nuestro deber de amar a Dios con todo nuestro corazón y de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, apartándonos de la verdadera vida que la palabra de Dios debe impartir. Estamos siendo llenos de doctrina hasta la muerte. Muchos de los estudios bíblicos que se dan en los grupos pequeños son tan irrelevantes y aburridos como los sermones del domingo. Una buena regla a seguir para la enseñanza dentro de la iglesia en casa es ésta: Si los niños más grandes no esconden su aburrimiento, probablemente los adultos lo están escondiendo. Los niños son grandes barómetros de la verdad.

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Capítulo Cuatro – La Iglesia en Las Casas » La Enseñanza

Cómo Hacer la Transición de una Iglesia Institucional a una en Casa

(How to Transition from Institution to House Church)

Lo más seguro es que la mayoría de los pastores que están leyendo esto, trabajan dentro de las estructuras de iglesias institucionales y tal vez tú, querido lector, eres uno de ellos. Si algo de lo que he escrito ha tocado algo dentro de ti, que te haga desear trabajar en una iglesia en casa entonces ya te estarás preguntando cómo puedes hacer esta transición. Déjame motivarte para que tomes tu tiempo. Comienza enseñando la verdad bíblica y haciendo lo que sea posible dentro de la estructura de tu institución para hacer discípulos que obedezcan los mandamientos de Jesús. Los verdaderos discípulos estarán más dispuestos a hacer la transición para una iglesia más bíblica en cuanto vayan comprendiendo. Los cabritos y los religiosos son mucho más propensos a resistir cualquier cambio.

Segundo, estudia lo que la Escritura dice acerca de las estructuras de las iglesias en las casas y sus bendiciones con el objetivo de enseñar a tu congregación acerca de ello. Eventualmente tú puedes cancelar el culto de entre semana y el del domingo en la noche para comenzar reuniones de células en las casas supervisadas por creyentes maduros. Motive a todos los miembros a asistir a estas reuniones. Gradualmente, permita que las reuniones sigan el formato del modelo bíblico de las iglesias en las casas tan fielmente como sea posible. Después, permita que la gente disfrute plenamente de las bendiciones de sus grupos pequeños.

Una vez que todos estén disfrutando de sus reuniones en las casas, usted podrá anunciar en un determinado domingo que a partir del próximo mes habrá “Domingo de la iglesia primitiva”. Este domingo, el edificio de la iglesia estará cerrado y todos se dirigirán a sus casas para reunirse como lo hizo la iglesia primitiva, disfrutando de cenas todos juntos, La Cena del Señor, compañerismo, oración, adoración, enseñanza y dones del Espíritu. Si esto tiene éxito, puedes empezar a hacer estas reuniones un domingo al mes, y eventualmente dos al mes y luego tres domingos. Eventualmente, puedes motivar a cada grupo a independizarse y a ser una iglesia casera independiente, libre para crecer y multiplicarse y quizá, reunirse todos juntos una vez cada dos meses para una gran reunión.

Todo este proceso de transición del que estoy hablando puede tomar de uno a dos años.

O si quieres ir con más precaución, puedes comenzar con una sola reunión en una casa con los miembros que estén más interesados en esto y tú serás el líder de esa reunión. (Recuerda, las reuniones en las casas no tienen que ser el domingo en la mañana). Puede ser presentado como un experimento y ciertamente será una experiencia de aprendizaje para todos.

Si tiene éxito, nombra un supervisor y deja que este grupo sea una iglesia independiente que sólo se reunirá con la iglesia institucional una vez al mes. De esta forma la nueva iglesia seguirá siendo parte de la iglesia madre y no habrá rechazo por parte de algunos miembros de la iglesia institucional. Esto también ayudará a influenciar a las otras personas dentro de la congregación a que sean parte de una iglesia en casa establecida por la iglesia institucional.

Si el primer grupo crece, ora al Señor y divídelo de modo que ambos grupos tengan buenos líderes y suficientes dones dentro de sus miembros. Los grupos se pueden reunir en ocasiones cuando así lo acuerden, posiblemente una vez por mes o una vez cada tres meses.

Cualquiera que sea el camino que tomes, fija tus ojos en la meta a pesar de que haya decepciones, de las cuales es probable que haya unas cuantas. Las iglesias en las casas consisten de gente y la gente causa problemas. No te des por vencido.

Es claramente improbable que todos los miembros de tu congregación estén dispuestos a hacer esta transición, así que tú tendrás que decidir en qué momento personalmente empezarás a dedicarte por completo a una iglesia casera o a un grupo de iglesias en las casas, dejando la institución atrás. Este será un día muy importante para ti.

El Espíritu Manifestado a Través del Cuerpo

(The Spirit Manifested Through the Body)

La cena común puede ser ofrecida antes o después de la reunión en la que la adoración, la enseñanza y los dones espirituales son compartidos. Queda a criterio individual de cada iglesia en la casa el determinar el formato y orden de ésta, y estos formatos pueden variar en cada reunión de una misma iglesia.

Está muy claro en la Escritura que las reuniones de la iglesia primitiva eran bastante diferentes a los cultos modernos de las iglesias institucionales. En particular, 1 Corintios 11-14 nos da una abundancia de conocimiento de las cosas que ocurrían cuando los primeros cristianos se reunían y no hay ninguna razón para pensar que este mismo formato no se puede usar hoy en día. También está claro que lo ocurrido en las reuniones de las iglesias primitivas descrito por Pablo, sólo pudo pasar en sesiones de grupos pequeños. Logísticamente hablando, lo que Pablo describió, no podría haber sucedido en una reunión grande.

Yo soy el primero en admitir que no entiendo todo lo que Pablo escribió dentro de estos cuatro capítulos de 1 Corintios. Sin embargo, parece obvio que la característica más destacada de estas reuniones descritas en 1 Corintios 11-14 era que la presencia del Espíritu Santo estaba en medio de ellos manifestándose a través de los miembros de todo el cuerpo. Él daba dones a los individuos para la edificación de todo el cuerpo.

Pablo menciona al menos nueve dones espirituales: profecía, lenguas, interpretación de lenguas, la palabra de conocimiento, la palabra de sabiduría, discernimiento de espíritus, don de sanidad, fe y milagros. Él no dice que todas estas cosas eran manifiestas en cada reunión, pero sí habla de la posibilidad de su ejercicio y parece resumir algunas de las manifestaciones más comunes del Espíritu en 1 Corintios 14:26:

“Entonces hermanos, ¿qué podemos decir? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación”.

Consideremos todas las cinco manifestaciones más comunes y en otro capítulo consideraremos los nueve dones del Espíritu que se citan en 1 Corintios 12:8-10.

La primera en la lista es el salmo. Pablo menciona los salmos dados por el Espíritu en dos de sus otras cartas a las iglesias, resaltando su lugar en las reuniones de cristianos.

“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Efesios 5: 18-19).

“La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16).

La diferencia entre los salmos, himnos y cánticos espirituales no está clara, pero el punto principal es que todas estas manifestaciones están basadas en las palabras de Cristo, son inspiradas por el Espíritu y deben ser interpretadas por los cristianos para la enseñanza y amonestación mutua. Ciertamente muchos de los himnos y coros que los creyentes han cantado a través de la historia de la iglesia están dentro de una de estas categorías.

Desafortunadamente, muchos de los himnos y cánticos modernos carecen de profundidad bíblica, indicando que no fueron dados por el Espíritu y como son tan superficiales, no tienen un verdadero valor para enseñar y amonestar a los creyentes. Sin embargo, los creyentes que se reúnen en las iglesias caseras deben tener en cuenta que el Espíritu no solamente va a inspirar a algún miembro para dirigir canciones cristianas reconocidas, viejas o nuevas, sino que también dará canciones especiales a algunos miembros que puedan ser utilizadas para la edificación común. Verdaderamente, ¡Qué especial es para las iglesias el tener sus propias canciones dadas por el Espíritu!

Cómo Empezamos

(How to Start)

Las iglesias en las casas nacen por el Espíritu Santo a través del ministerio de una casa–iglesia plantada por un anciano- pastor – superintendente al que se le ha dado la visión de parte de Dios para este tipo de iglesia. Mantengamos en mente que el anciano- pastor- superintendente bíblico se puede referir a lo que la iglesia institucional conoce como un seglar con cierto nivel de madurez. Ninguna persona que inicia una iglesia en una casa necesita de una educación ministerial formal.

Una vez que el fundador de la iglesia ha recibido la visión para su creación, él debe buscar al Señor para que le muestre quienes pueden unirse a él. El Señor confirmará su liderazgo al ponerle en contacto con personas que tienen una visión similar. O tal vez él sea guiado a inconversos receptivos a quien pueda llevar al conocimiento de Cristo para luego discipularlos en la iglesia casera.

Aquellos que están apenas iniciando la aventura con este tipo de iglesia deben entender que a los miembros les llevará tiempo aprender a relacionarse cómodamente y a fluir con el Espíritu. Será un camino de prueba y error. Conceptos como la participación de todos los miembros, liderazgo del servidor bíblico, entrenamiento de líderes, dirección del Espíritu Santo y dones, la cena común, y una atmósfera casual pero espiritual, serán nuevos y extraños para aquellos que tan sólo han estado familiarizados con los cultos de las iglesias institucionales. Por esto, cuando nace una nueva iglesia en una casa, será sabio el ejercicio de la gentileza y la paciencia. El formato inicial puede ser un estudio bíblico en la casa, con una persona dirigiendo la adoración, otra compartiendo la enseñanza ya preparada y en seguida terminar con una oración unida, un rato de compañerismo y la cena. Sin embargo, mientras el grupo estudia el formato de este tipo de iglesia, el anciano-pastor-superintendente debe motivar a los miembros a hacer lo mejor para Dios. Y luego, ¡disfruta tu viaje!

Las reuniones en las iglesias caseras pueden circular por las casas de cada miembro cada semana, o una persona puede proponer su casa cada semana. En ocasiones estas iglesias pueden tener reuniones al aire libre en algún lugar apropiado y cuando el clima lo permita. La hora y el lugar de la reunión no tienen que ser domingo en la mañana, sino cualquier momento que sea más apropiado para todos los miembros. Finalmente, lo mejor es comenzar en pequeño, con no más de doce personas.

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Capítulo Cuatro – La Iglesia en Las Casas » Cómo Empezamos

Un Mejor Camino

(A Better Way)

¡Qué gran recompensa es ser guiado por el Espíritu hacia gente receptiva en vez de tratar de alcanzar, en una forma sistemática o al azar, a quienes no son receptivos, pues nos sentimos culpables de que, de otra manera, no serán evangelizados! No olvides que cada persona que encuentras ya ha sido inexorablemente evangelizada por Dios. Sería mejor preguntarle a la gente cómo se sienten con su conciencia para determinar si son receptivos a Dios o no, ya que todos enfrentan algún sentimiento de culpa de una u otra forma.

Otro ejemplo de este mismo principio es la conversión de Cornelio y su familia bajo el ministerio de Pedro, que había sido dirigido sobrenaturalmente a predicar el evangelio a este grupo de gentiles receptivos. Cornelio era verdaderamente un hombre que estaba escuchando a su conciencia y buscando a Dios, como se ilustra por sus dádivas y su oración (Hechos 10:2). Dios conectó a Cornelio con Pedro, y él escuchó el mensaje de Pedro con un corazón abierto y fue gloriosamente salvo.

Sería mucho más sabio que oráramos al Espíritu Santo para ser dirigidos a aquellos cuyos corazones están abiertos y no perder el tiempo haciendo planes sin sentido para dividir nuestras ciudades en cuadrantes y organizar grupos de evangelización para visitar cada casa y apartamento. Si Pedro hubiera estado asistiendo a una reunión de estrategias misioneras en Jerusalén o si Felipe hubiera continuado predicando en Samaria, Cornelio y el etíope no hubieran sido salvos.

Por supuesto que los evangelistas y los apóstoles serán dirigidos a proclamar el evangelio ante multitudes mezcladas con gente receptiva y no receptiva. Pero aun así deben buscar al Señor en relación al lugar donde quiere que prediquen. De nuevo, lo que encontramos en el libro de los Hechos es gente guiada y ungida por el Espíritu Santo, cooperando con Él para construir el Reino de Dios. ¡Qué diferentes son los métodos de la iglesia primitiva comparados con los métodos de la iglesia moderna! ¡Que resultados tan diferentes! ¿Por qué no imitamos lo que fue tan exitoso?

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Capítulo Treinta y Tres – Secretos del Evangelismo » Un Mejor Camino