El Sermón del Monte

(The Sermon on the Mount)

Debido a su deseo de hacer discípulos, enseñándoles a obedecer todo lo que Jesús ordenó, el ministro que hace discípulos estará muy interesado en el Sermón del Monte de Jesús. No existe un sermón de Jesús más largo que éste del que tengamos conocimiento y está lleno de sus mandamientos. El ministro formador de discípulos querrá obedecer todo lo que Jesús ordenó en éste sermón, a la vez que también enseñar a sus discípulos.

Al aceptar lo anterior, voy a compartir con ustedes lo que yo entiendo acerca de este sermón escrito en Mateo capítulos 5-7. Motivo a los ministros a enseñar el Sermón del Monte verso por verso. Espero que lo que haya escrito le pueda ayudar en esto.

Vamos a encontrar a continuación un resumen de lo escrito en el Sermón del Monte para darnos una idea general y resaltar los temas principales.

I.) Jesús reúne a su audiencia ( 5:1-2)

II.) Introducción ( 5:3-20)

A.) las características y bendiciones del bendecido (5:3-12)

B.) Exhortación para continuar siendo sal y luz (5:13-16)

C.) La relación de las leyes con los seguidores de Cristo (5:17-20)

III.) El sermón: sé más justo que los escribas y fariseos (5:21-7:12)

A.) amarse los unos a los otros, no como los escribas y fariseos (5:21-26)

B.) Se puro sexualmente, no como los escribas y fariseos (5:27-32)

C.) Se honesto, no como los escribas y fariseos (5:33-37)

D.) No tomes venganza, como lo hacen los escribas y fariseos (5:38-42)

E.) No odies a tus enemigos, como lo hacen los escribas y fariseos (5:43-58)

F.) Haz el bien con los motivos correctos, no como los escribas y fariseos (6:1-18)

1.) dar al pobre por los motivos correctos (6:2-4)

2.) orar con los motivos correctos (6:5-6)

3.) un desvío de acuerdo con la oración y el perdón (6:7-15)

a.) instrucciones concernientes a la oración (6:7-13)

b.) la necesidad de perdonarse los unos a los otros (6:8-15)

4.) el ayuno por los motivos correctos (6:16-18)

G.) No sirvas al dinero, como lo hacen los escribas y fariseos (6:19-34)

H.) No veas las pequeñas faltas de tus hermanos (7:1-5)

I.) No pierdas tu tiempo dando la verdad al que no la aprecia (7:6)

J.) Motivación a la oración (7:7-11)

IV.) Conclusión: un resumen del Sermón

A.) un resumen (7:12)

B.) una exhortación a obedecer (7:13-14)

C.) Cómo reconocer los falsos profetas y los falsos creyentes (7:15-23)

D.) Una advertencia final en contra de la desobediencia y un resumen (7:24-27)

 

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El Pobre Codicioso

(The Covetous Poor)

La preocupación por las cosas materiales no es solamente errónea cuando estas cosas son artículos de lujo. Una persona puede estar erróneamente preocupada con las cosas materiales aun cuando estas cosas son necesidades básicas. Jesús continuó:

“Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, que habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, no recogen en graneros; y, sin embargo, Vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿Por qué os angustiáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aún Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿No hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? No os angustiéis, pues, diciendo: “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?”, porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo: 25-34).

Muchos de los lectores de este libro no se identifican con toda la gente a la que Jesús hablaba. ¿Cuándo fue la última vez que te preocupaste por tener comida, bebida o vestido?

Sin embargo, las palabras de Jesús, ciertamente tienen aplicación para todos nosotros. Es un error el preocuparse por las cosas esenciales de la vida y es un error aún mayor el preocuparse por las cosas que no son esenciales. Jesús espera que sus discípulos se orienten primeramente en buscar dos cosas: su Reino y su justicia. Cuando un cristiano no puede diezmar (un mandamiento del antiguo pacto, debo agregar), pero puede comprar muchas cosas materiales que no son esenciales, ¿está él viviendo bajo el mandamiento de Dios de buscar primero su reino y su justicia? La respuesta es clara.

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El Que Llora

(The Mournful)

Si la primera característica está escrita de primero, es porque ésta es la primera cualidad necesaria para heredar el cielo; tal vez la segunda cualidad también está escrita con un significado especial: “Bienaventurados los que lloran “(Mateo: 5:4). ¿Podría Jesús describir el arrepentimiento y remordimiento de corazón en este verso? Yo pienso que sí, especialmente cuando la Escritura habla claramente que la tristeza lleva al arrepentimiento que es tan necesario para la salvación (ver 2 Corintios 7:10). El recolector de impuestos angustiado, del que Jesús habló una vez es un ejemplo de este tipo de persona bienaventurada. Él humildemente inclinó su cabeza en el templo, golpeando su pecho y clamando por la misericordia de Dios. A diferencia del fariseo, que oraba recordándole a Dios orgullosamente que él diezmaba y ayunaba dos veces por semana, el recolector de impuestos salió de ese lugar libre de pecado. En esta historia, el recolector de impuestos fue bienaventurado; pero el fariseo no (ver Lucas 18:9-14). Yo sospecho que en la audiencia que rodeaba a Jesús había unos que por la convicción del Espíritu Santo, se sentían afligidos y tristes. Pero pronto serían confortados por el Espíritu Santo.

Si Jesús no estaba hablando de la aflicción inicial que tiene la persona que se arrepiente en el momento que viene a Cristo, quizás Él estaba describiendo el sufrimiento que tienen todos los verdaderos creyentes cuando continuamente se enfrentan al mundo que está en rebelión en contra de los que aman a Dios. Pablo expresó esto como “tristeza y continuo dolor en el corazón” (Romanos 9:2).

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El Perseguido

(The Persecuted)

Finalmente, Jesús llama bienaventurados a aquellos que son perseguidos por causa de la justicia. Por supuesto, Él estaba hablando de gente que vivía en justicia, no sólo que creían que la justicia de Dios había sido impuesta a ellos. Aquellos que obedecen los mandamientos de Cristo son perseguidos por los no creyentes y, además, heredarán el reino de Dios.

¿De qué clase de persecución estaba hablando Jesús? ¿Tortura? ¿Martirio? No, específicamente hablaba de ser insultado y criticado por la causa de Jesús. De nuevo, esto indica que cuando una persona es un verdadero cristiano, los no creyentes lo notarán con facilidad, y dirán malas cosas en su contra. ¿Cuántos que se llaman a sí mismos cristianos no se distinguen de los no creyentes y es por ello que ningún inconverso habla en su contra? Realmente no son cristianos. Como dijo Jesús, “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque así hacían sus padres con los falsos profetas” (Lucas 6:26). Cuando todos los hombres hablan bien de ti, esto puede ser una señal de que eres un falso creyente. El mundo odia a los verdaderos cristianos (ver también, Juan 15:18-21; Gálatas 4:29; 2 Timoteo 3:12; 1 Juan 3:13-14).

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El Ojo Maligno

(The Bad Eye)

¿Qué fue lo que Jesús quería decir cuando habló acerca de la gente con ojos buenos que tendrían su cuerpo lleno de luz y la gente con ojos malignos cuyos cuerpos estaban llenos de tinieblas? Sus palabras deben estar relacionadas con el dinero y las cosas materiales, porque de eso es lo que Él estaba hablando antes y después de esto.

La palabra griega que se traduce como “maligno” en Mateo 6:23, es la misma palabra que se traduce en Mateo 20:15 como “envidia”. Allí leemos que un mayordomo le dijo a un trabajador, “¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?” Obviamente un ojo no puede ser envidioso literalmente. Por esto la expresión “un ojo maligno (envidioso)” habla de una persona con deseos egoístas. Esto nos ayuda a entender mejor lo que Cristo quería decir en Mateo 6:22-23.

La persona con un ojo bueno simboliza al que es puro de corazón, permitiendo la luz de la verdad venir a él. Por esto él sirve a Dios y se hace tesoros, no en la tierra, sino en el cielo donde está su corazón. La persona con el ojo maligno rechaza la luz de la verdad, porque piensa que ya tiene la verdad, y por eso está lleno de tinieblas, creyendo mentiras. Se hace tesoros en la tierra, donde está su corazón. Cree que el propósito de su vida está en su beneficio propio. El dinero es su dios. Él no heredará el cielo.

¿Qué significa que el dinero sea tu dios? Significa que el dinero tiene un lugar en tu vida que sólo Dios tiene el derecho de tener. El dinero está dirigiendo tu vida. El dinero consume tus pensamientos, energías y tu tiempo. Es la mayor fuente de tu gozo. Tú lo amas.[1] Es por esto que Pablo comparó la codicia con la idolatría, diciendo que la persona codiciosa no heredará el Reino de Dios (ver Efesios 5:5; Colosenses 3:5-6).

Ambos, Dios y el dinero quieren ser amos de nuestras vidas, y Jesús dijo que no podemos servir a los dos. De nuevo vemos que Jesús sigue hablando de su tema principal, sólo los santos heredarán el Reino de Dios. Él dejó muy claro que la gente que está llena de tinieblas, cuyo dios es el dinero y que se hacen tesoros en la tierra, que es donde está su corazón, no están en el camino angosto que lleva a la vida.


[1] En otra ocasión, Jesús hizo la misma declaración en cuanto a servir a Dios y a las riquezas, y Lucas nos dice, “Oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros y se burlaban de Él” (Lucas 16-14). Entonces, de nuevo, aquí en el Sermón del Monte, Jesús estaba claramente exhibiendo la práctica y la enseñanza de los fariseos.

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Capítulo Ocho – El Sermón del Monte » El Ojo Maligno

El Modelo de Oración Continúa

(The Model Prayer Continues)

¿Pecaron los discípulos de Cristo? Aparentemente lo hicieron algunas veces, pues Jesús les enseñó a pedir perdón por sus pecados.

“Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos metas en tentación, sino líbranos del mal. Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén. Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo: 12-15).

Los discípulos de Jesús se dieron cuenta que su desobediencia ofendía a Dios, y cuando ellos pecaban, se sentían avergonzados. Querían que su mancha fuera removida, y gracias a Dios nuestro Padre celestial, lleno de gracia, estaba dispuesto a perdonarles. Pero ellos debían solicitar el perdón, la quinta petición encontrada en la oración del Señor.

Sin embargo, el perdón de sus pecados estaba condicionado a que ellos perdonaran a los otros. Debido a que a ellos se les ha perdonado tanto, ellos tenían la obligación de perdonar a cualquiera que les pedía perdón (y amar y trabajar para la reconciliación con aquellos que no pedían perdón). Si ellos se rehúsan a perdonar, Dios no los perdonará.

Sin duda, la sexta y última petición refleja también que el verdadero discípulo desea ser santo: “no nos metas en tentación, sino líbranos del mal (o del malvado)”. El verdadero discípulo ansía tanto la santidad, que le pide a Dios que no lo meta en una situación donde pueda ser tentado, a menos que pueda resistir. Adicionalmente, el discípulo le solicita a Dios que lo libre de cualquier tipo de mal en que pueda caer. Ciertamente ésta es una gran oración para comenzar cada día antes de iniciar nuestro viaje al mundo lleno de maldad y tentaciones. ¡Y ciertamente nosotros podemos esperar que Dios conteste esta oración, que Él mismo nos pidió que oráramos!

Todos los que conocen a Dios entienden por qué son tan apropiadas estas seis peticiones. La razón de esto está revelada en la línea final de la oración: “Porque (debido a que) tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por todos los siglos” (Mateo 6:13). Dios es un gran Rey que reina sobre Su reino en donde nosotros somos sus siervos. Él es todopoderoso y nadie debería resistirse a su voluntad. Toda la gloria le pertenecerá a Él por siempre. Él es digno de ser obedecido.

¿Cuál es el tema dominante en la oración del Señor? La Santidad. Los discípulos de Jesús desean que el nombre de Dios sea santificado, que su Reino se establezca sobre la tierra y que su voluntad se haga perfectamente en cualquier lugar. Esto es más importante para ellos que su pan diario. Ellos quieren complacer a su Dios, y cuando ellos fallan, ellos quieren el perdón de Dios. Y al haber sido perdonados, extienden su perdón a otros. Anhelan ser perfectamente santos, hasta el grado en que desean evadir la tentación, porque la tentación aumenta las oportunidades de pecado. El ministro formador de discípulos enseña estas cosas a sus discípulos.

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El Misericordioso

(The Merciful)

La quinta cualidad, la misericordia, también está en cada persona que ha nacido de nuevo y la posee naturalmente por la virtud de tener al Dios misericordioso viviendo dentro de ella. Aquellos que no poseen misericordia, no son bienaventurados por Dios y esto revela que ellos no son partícipes de su gracia. El apóstol Santiago dice: “Porque el juicio sin misericordia se hará con aquel que no haga misericordia” (Santiago 2:13). Si alguien está ante el juicio de Dios, y es juzgado sin misericordia, ¿a dónde cree usted que iría, al cielo o al infierno?[1] La respuesta es obvia.

Jesús una vez contó una historia de un siervo que había recibido gran misericordia de parte de su Maestro, pero que no estaba dispuesto a extender misericordia a sus consiervos. Cuando su maestro descubrió lo que había pasado, él “lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que debía” (Mateo 18:34). La deuda que ya había sido saldada volvió a él. Luego Jesús advirtió a sus discípulos, “Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas” (Mateo 18:35). Por esto, el que se niega a perdonar a su hermano o hermana en Cristo que le haya pedido perdón, no será perdonado de sus pecados. Esto da como resultado que sea llevado a los verdugos hasta pagar todo lo que debe. Definitivamente esto no me suena como el paraíso. De nuevo les digo, la gente sin misericordia no recibirá misericordia de Dios. No están entre los bienaventurados.


[1] Curiosamente, el verso siguiente en el libro de Santiago es, “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? ¿podrá su fe salvarlo? (Santiago 2:14).

 

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El de Corazón Puro

(The Pure in Heart)

La sexta cualidad de los herederos del cielo es la pureza de corazón. A diferencia de muchos que dicen ser cristianos, los verdaderos seguidores de Cristo no sólo son santos en apariencia. Por la gracia de Dios, sus corazones han sido hechos puros. Verdaderamente aman a Dios con todo su corazón y esto influencia sus motivaciones y meditaciones. Jesús prometió que ellos verían a Dios.

Podría preguntar de nuevo, ¿podríamos nosotros creer que existen verdaderos cristianos creyentes sin un corazón puro y que por los tanto no verán a Dios? ¿Les diría Dios, “Ustedes pueden entrar al cielo, pero nunca me van a ver”? No. Indiscutiblemente, cada creyente que ha nacido de nuevo en verdad tiene un corazón puro.

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El Discípulo y sus Posesiones Materiales

(The Disciple and His Material Possessions)

El siguiente tema en el Sermón del Monte es potencialmente muy controversial para los cristianos actuales, donde la primera motivación de su vida es la acumulación continua de las cosas materiales:

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde los ladrones entran y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿Cuántas no serán las mismas tinieblas? Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará a uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:19-24).

Jesús mandó que no nos hiciéramos tesoros en la tierra. ¿Entonces, qué es lo que constituye un “tesoro”? Normalmente los tesoros se guardan en cofres y se ponen en algún lado y nunca se usan para algo práctico. Jesús los definió como algo que atrae al moho, la polilla y los ladrones. Otra forma de describir estos tesoros es “cosas no esenciales”. El moho come lo que está en el rincón de nuestros armarios, no lo que usamos frecuentemente. La polilla come también lo que nosotros usamos muy poco. En los países más desarrollados, los ladrones roban cosas que frecuentemente la gente no necesita realmente: arte, joyas, artefactos costosos, y lo que pueda ser empeñado.

Los discípulos han “renunciado a todo lo que poseen” (Lucas 14:33). Ellos simplemente son mayordomos del dinero de Dios, así que cada decisión de gastar dinero es una decisión espiritual. Lo que hacemos con nuestro dinero refleja lo que controla nuestras vidas. Cuando acumulamos “tesoros”, desperdiciando el dinero y comprando lo que no es esencial, revelamos que Jesús no está en control, porque si así fuera, haríamos mejores cosas con el dinero que Él nos ha confiado.

¿Cuáles son estas cosas mejores? Jesús dijo que nos hiciéramos tesoros en el cielo. ¿Cómo es esto posible? Él nos dice en el evangelio de Lucas: “Vended lo que poseéis y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye” (Lucas 12:33).

Al dar dinero para ayudar al pobre y para difundir el evangelio, estamos haciendo tesoros en el cielo. Jesús nos está diciendo lo que sabemos que se puede depreciar al punto de que no tenga ningún valor e invertir en algo que nunca se depreciará. Eso es lo que el ministro que hace discípulos está haciendo, y les enseña a sus discípulos a hacer lo mismo.

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Cómo Ser más Santo que los Escribas y Fariseos

(How to be Holier than the Scribes and Pharisees)

La pregunta que naturalmente viene a la mente en respuesta a la declaración que Jesús dio en el 5:20 es ésta: ¿Qué tan justos exactamente eran los fariseos y escribas? La respuesta es: no muy santos.

En otra ocasión, Jesús se refirió a ellos cómo “sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mateo 23:27). Esto quiere decir que en apariencia eran santos, pero que por dentro estaban llenos de maldad. Hacían una gran labor al guardar la letra y la ley, pero ignoraban el espíritu de ésta, justificándose con frecuencia al torcer o alterar los mandamientos de Dios.

De hecho, la falla intrínseca de los escribas y fariseos es en lo que más se enfoca el Sermón del Monte declarado por Jesús. Encontramos que Él citó un número de mandamientos muy conocidos y después de cada uno, reveló la diferencia entre guardar la letra de la ley y el espíritu de ésta. Al hacer esto, Él repetidamente expuso la falsa enseñanza y la hipocresía de los fariseos y escribas y reveló sus verdaderas expectativas para sus discípulos.

Jesús comenzó cada ejemplo con las palabras, “Oísteis que te fue dicho”. Él le estaba hablando a gente que probablemente nunca había leído, pero sólo había escuchado el Antiguo Testamento leído por los escribas y fariseos en las sinagogas. Se podría decir que su audiencia había estado recibiendo una falsa enseñanza toda su vida, mientras que oían a los escribas y fariseos alterar los comentarios acerca de la Palabra de Dios y les veían vivir sin santidad.