Yo podría estar equivocado acerca de algunas cosas.

Recuerdan el Y2K (La llegada del año 2000)? Mirando hacia atrás, es sorprendente que muchos de nosotros anticipamos eventos catastróficos para el 1 de enero de 2000. El Dr. James Dobson, quien parece estar en lo correcto sobre muchas cosas, dedicó tres programas de radio, entrevistando expertos, para ayudar a los cristianos a prepararse para lo inevitable. Pero él, junto con muchos otros, estuvo completamente equivocado.Parece que quienes son cristianos son más crédulos que los no-cristianos en relación con las predicciones de fin-del-mundo—ya sabemos, tarde o temprano, el final llegará de hecho. Para algunos de nosotros, sólo requiere un “rumor de guerra” (que, por cierto, Jesús nos dijo que es un signo del final, véase Mateo 24: 6) para convencernos de que las estrellas caerán del cielo mañana en la noche.

Cuando por primera vez me sentí llamado al Ministerio en 1976, vine de Penn State por un fin de semana para decirles a mis padres que me iba a salir del primer año de estudiante de de la Universidad para entrar en el Ministerio. Ellos sugirieron que permaneciera en la Universidad y, a continuación, ir al Seminario. Les dije que no lo podía hacer porque faltaban siete años antes de que me graduara del seminario, y estaba seguro de que Jesús podría volver antes de siete años. ¡Él volvería y no tenía nada que mostrar! Tenía urgencia de trabajar inmediatamente. Mirando hacia atrás, estaba un poco mal en lo relacionado a mi calendario del Rapto.

Detesto admitirlo, he estado equivocado en algunas otras cosas también. Más vergonzoso es darse cuenta de que ha estado enseñando algo como verdad bíblica que no es verdad bíblica. Me ha ocurrido más de una vez en los últimos treinta años. Me pregunto si no estoy actualmente engañado acerca de algo más. Y conozco que la gente engañada nunca piensa que está engañada. ¡Si supieran que están engañados, no estarían engañados! (¿No es reconfortante?)

En su vejez John Wesley señaló:

Cuando yo era joven estaba seguro de todo; en unos pocos años, habiendo estado equivocado mil veces, yo ya no estaba tan seguro de la mayoría de las cosas como estaba antes; en la actualidad, yo estoy casi seguro de cualquier cosa pero de lo que Dios me ha revelado. —John Wesley

A la edad de casi 50 años, me identifico con la observación de Wesley. Me pregunto, cuánto más me podré identificar con él cuando tenga 60 o 70. (No menciono 80, porque estoy seguro de que Jesús volverá antes de entonces.) Mientras pasan los años estoy seguro que he aprendido más, pero también he crecido más consciente de lo que no sé. Desde ese punto de vista, me he vuelto más ignorante con el paso de cada año.

Quizás es por ello que parece que disfruto el leer de las predicciones de algunas personas muy inteligentes que han demostrado estar equivocadas con el tiempo. Me ayuda a saber que no soy la única persona ignorante en el mundo. ¿Le importaría si mencionara unos pocos? (Podría animarle así.)

“No hay ninguna razón de que alguien quiera un equipo en su casa.”–Ken Olson, Presidente, director y fundador de Digital Equipment Corp. (DEC), fabricante de equipos de computadoras de grandes empresas, argumentando contra el equipo, 1977

“No hay prácticamente ninguna oportunidad de que satélites de comunicaciones del espacio se utilizarán para proporcionar mejor servicio de teléfono, telégrafo, televisión, o radio dentro de los Estados Unidos.”–T. Craven, Comisario de la FCC, 1961 (el primer satélite de comunicaciones comercial entró en servicio en 1965)

“El mercado potencial mundial para las máquinas copiadoras es 5000 máximo.”–IBM, a los fundadores de Xerox, diciendo que la fotocopiadora no tenía mercado suficiente para justificar la producción, 1959

“No va a ninguna parte, hijo. Usted debería volver a conducir un camión.”–Jim Denny, Director de la Grand Ole Opry, despidiendo a Elvis Presley después de una interpretación, 1954

“Si fumar excesivamente realmente desempeña un papel en el desarrollo del cáncer de pulmón, parece ser mínimo.”–WC Heuper, Instituto Nacional del cáncer, 1954

“La televisión no prosperará. Es un flash en la cacerola.”–Mary Somerville, pionero de la transmisión de la radio educativa, 1948

“Creo que hay un mercado mundial para tal vez cinco equipos.”–Thomas Watson, Presidente de IBM, 1943

“La Energía Atómica podría ser tan buena como nuestros actuales explosivos, pero es poco probable producir algo mucho más peligroso.”–Winston Churchill, Primer Ministro británico, 1939

“No hay la menor indicación de que la energía nuclear alguna vez se podrá obtener. Esto significaría que el átomo tendría que ser destruido a voluntad.”–Albert Einstein, físico estadounidense alemán-nacido, 1932

“Los precios de las acciones han alcanzado lo que parece una permanentemente meseta alta.”–Irving Fisher, Yale University Profesor de economía, 1929 (dos semanas más tarde, el mercado de valores colapsó y la gran depresión inició)

“Mientras que en teoría y técnicamente la televisión puede ser factible, comercial y financieramente me parece una imposibilidad, un desarrollo de los que nosotros debemos desperdiciar un poco tiempo soñando.”–Lee DeForest, Americano pionero de la radio e inventor de la sonda de vacío, 1926

“La manía de la radio morirá con el tiempo.”–Thomas Edison, inventor de Estados Unidos, 1922

“El caballo está aquí para quedarse, el automóvil es sólo una moda.”–Asesoramiento del Presidente del banco de ahorros Michigan a Horace Rackham, abogado de Henry Ford, 1903 (Rackham ignora el asesoramiento e invierte $ 5000 en stock de Ford, para venderlo más tarde a 12,5 millones de dólares)

“El hombre no volará en 50 años.”–Wilbur Wright, pionero de aviación de Estados Unidos, al hermano Orville, después de un experimento de vuelo decepcionante, 1901 (Su primer vuelo con éxito fue en 1903)

“Experimentar con la corriente alterna es la sólo una pérdida de tiempo. Nadie la utilizará nunca.”–Thomas Edison, inventor de Estados Unido, 1889

“Este teléfono tiene demasiadas deficiencias para considerarse como un medio de comunicación. Este dispositivo es intrínsecamente de ningún valor para nosotros.”–Nota interna de Western Union, 1876

“La teoría de gérmenes de Louis Pasteur es ficción ridícula.”–Pierre Pachet, cirujano británico, profesor de Fisiología en Toulouse, 1872

“Es un gran invento pero, ¿quién desea utilizarlo de todos modos?”–Rutherford B. Hayes, Presidente de Estados Unidos, después de una demostración del teléfono de Alexander Bell, 1872

“Un hombre ha sido detenido en Nueva York por intentar obtener fondos de las personas ignorantes y supersticiosas exhibiendo un dispositivo que se dice que transmite la voz humana a cualquier distancia sobre cables metálicos y así será escuchada por un escucha en el otro extremo. Él llama teléfono a este instrumento. Personas bien informadas saben que es imposible transmitir la voz humana a través de cables.”–artículo de noticias en un periódico de Nueva York, 1868

“Estimado Señor Presidente: el sistema vial de este país se ve amenazado por una nueva forma de transporte, conocido como ‘ferrocarriles’… como usted bien sabe, Señor. Presidente, los carros de ‘ferrocarril’ son jalados a la enorme velocidad de 15 millas por hora por ‘motores’ que, además de poner en peligro la vida y las extremidades de los pasajeros, rugir y bufar en su camino a través de la campiña, prende fuego a los cultivos, asustando al ganado y aterrando a mujeres y niños. El Todopoderoso, sin duda, nunca pretende que personas deban viajar a esa velocidad vertiginosa.”– Martin van Buren, Gobernador de Nueva York, 1865(?)

“¿Perforación en busca de petróleo? ¿Quiere decir profundizar en el terreno para tratar de encontrar petróleo? Está loco.”–perforadores quien Edwin L. Drake intentó dar de alta para su proyecto de perforación por petróleo, 1859

“El viaje ferroviario a altas velocidades no es posible porque los pasajeros, imposibilitados para respirar, morirían de asfixia.”–Dionisio Lardner, profesor de Filosofía natural y Astronomía University College, Londres y autor de el motor de vapor explicado e ilustrado, década de 1830

“Qué, Señor, ¿haría a un barco navegar contra el viento y las corrientes encendiendo una hoguera bajo su cubierta? Le ruego que me disculpe, no dispongo de tiempo para escuchar tales cosas sin sentido”.–Napoleón Bonaparte, cuando le dijo Robert Fulton del buque de vapor, por el año 1800.

“La opinión de que el sol se mantiene inmóvil en el centro del universo es estúpido, filosóficamente falso, totalmente herético, porque es contrario a la Sagrada Escritura. La opinión de que la tierra no es el centro del universo y tiene incluso una rotación diaria es filosóficamente falsa y por lo menos una creencia errónea”. –Santo Oficio, Iglesia Católica Romana, ridiculizando el análisis científico de que la tierra orbita al sol en el Edicto de 5 de marzo de 1616

“.. .así que muchos siglos después de la creación es poco probable que cualquier persona pueda encontrar tierras hasta ahora desconocidas de algún valor.”–la Comisión de asesoramiento Fernando Rey y Reina Isabel de España en relación con una propuesta por Cristóbal Colón, 1486

¿Se siente mejor? Yo si.

Hay un cierto grado de seguridad que viene de estar seguro de algo. ¿Quién quiere estar inseguro? Sospecho que eso es por lo qué las personas se sienten atraídas por los predicadores y maestros que se muestran seguros de lo que dicen. Pero cuidado. Algunos de los mayores farsantes del mundo no son jugadores de póker y políticos, sino predicadores. Y no hay niebla tan gruesa como la niebla teológica. Yo todavía estoy esperando hallar un comentario sobre la Biblia de que en algún lugar dentro de sus páginas se puede encontrar las palabras, “Realmente no entiendo este pasaje”. Eso sería refrescante.

Los líderes de culto, también son generalmente muy seguros. Personas inseguras acuden a ellos. Incluso más que si el líder ofrece profecías personales “directamente de la boca de Dios.”

Me gustaría sugerir que tenemos que aprender a aceptar la incertidumbre de confiar en Dios, lo que entonces hace toda la incertidumbre irrelevante. El viejo dicho, “no conozco el futuro, pero sé quién tiene el futuro”, es un buen lema para vivir.

Junto con eso, tenemos que aceptar el hecho de que Dios guarda algunos misterios para sí mismo. Mi pasaje favorito en el libro de Job está en los capítulos 38-41. Después de que todos han agotado sus argumentos, finalmente Dios habla. Hace a Job una lista de preguntas que Job no puede responder. Su mensaje para Job es este: En comparación a mí, ¿quién eres y que sabes?

Admitámoslo, no somos diferentes a Job en este sentido. Hoy en día, hay mucho más que no comprendo sobre la Biblia que hace treinta años. Aunque probablemente podría predicar un sermón a partir de cualquier página en la escritura, no creo que haya una sola página en la Biblia que no contiene al menos un versículo que me desconcierta. Más a menudo, hay varios versículos.

Más allá de eso, tengo más preguntas filosóficas que nunca antes. Muchas cosas simplemente no tienen sentido. ¡No quiero enumerarlas para no para no perturbarle!

El Apóstol Pablo, un hombre muy inteligente que, según Pedro, escribió “algunas cosas difíciles de entender” (2 Pet. 3: 16), nos recordó que en nuestro estado actual, seguimos intrínsecamente ignorantes de mucho. En nuestro futuro estado, sin embargo, tendremos perfecta comprensión:

Porque en parte conocemos y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente, mas entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 1 Cor 13: 9 – 12).

La analogía infantil de Pablo no es una referencia al egoísmo infantil, sino más bien a la ignorancia infantil. Pensar de cómo los niños pequeños entienden. Y sería una pérdida de tiempo intentar explicarles muchas cosas. Son inherentemente ignorantes, incapaces de comprender lo que los adultos casi universalmente comprenden y toman por sentado.

Así que nuestro estado presente es similar a la infancia, mientras que en comparación, nuestro futuro estado, será como la edad adulta.

Piense en la diferencia de percepción que hay utilizando ambos ojos para mirar una escena en el día y, a continuación, tratar de mirar el mismo escenario en la oscuridad de la noche por medio de la reflexión en un espejo de mano. En ese caso, podría reducirse considerablemente su percepción. ¡Todo sería al revés así! Así es cómo nuestra comprensión actual se compara con cómo será nuestra comprensión futura.

¿Qué debe usted hacer cuando se enfrenta a lo que no entiende? Recurrir a lo que sí entiende: Dios creó todo. Usted creado para vivir para él, amar a Dios con todo su corazón, mente, alma y fuerzas, amar a su prójimo como usted mismo. Jesús murió por nuestros pecados. Él vuelve para regir la tierra. Todos estaremos frente a su trono de justicia. El cielo es real, por lo tanto lo es el infierno. Nada nos puede separar del amor de Dios. E incluso “Si entiendo todos los misterios, si yo no tengo amor, nada soy” (1 Cor. 13: 2).

Estas son las cosas de las que todos podemos estar seguros. ¡Aleluya!

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¿Por qué?

(Why Tsunami Spanish)

Cada mujer u hombre alrededor del mundo que cree en Dios ( o en dioses), ya sea Cristiano, Hindú, Musulmán, Judío, Budista, o algo más, parece estar haciéndose la misma pregunta, ¿Por qué?. ¿ Porqué Dios decretó o permitió ( debió de ser alguna de estas posibilidades, pues no existe otra posibilidad para aquellos que creen en el Dios todo poderoso) un maremoto (tsunami) que terminara con las vidas de más de 226,000 personas en once naciones?. Me gustaría intentar dar la respuesta a esta interrogante como Cristiano que soy.

Primero, si tú estás entre el pequeño porcentaje de gente que cree que Dios no fue lo suficientemente poderoso para prevenir o detener el maremoto, entonces espero que creas que Dios es al menos lo suficientemente poderoso para advertir a la gente del maremoto que les venía y así evitar sus muertes. Es un hecho muy bien publicado que muy pocos animales perecieron en el maremoto reciente, aún en muchos parques grandes llenos de vida salvaje que se convirtieron en millas de islas inundadas. Al contrario de este hecho, las muertes de decenas de miles de humanos nos hablan de grandes cantidades. Dios guardó a los animales, pero permitió que multitudes de humanos murieran. Los científicos se cuestionan acerca de la demostración de los animales de sus “sexto sentido”. Cualquier cosa que haya servido como advertencia a los animales de las grandes olas que se acercaban, Dios sólo se la dio a ellos, cómo Él también les ha dado muchos otros instintos inexplicables. Dios pudo haber prevenido cualquier muerte humana con la misma facilidad.

Ahora, acerca de la pregunta de ¿Por qué Dios decretó o permitió un maremoto?, algunos cristianos están diciendo que esto es sólo un misterio que ellos no pueden entender. Sin embargo, esto se ha hecho con el fin de evitar lo que es obvio y esto también es un gran insulto para Dios. Él nos ha revelado su carácter a través de toda la Biblia. Él nos ha dado miles de versos que nos revelan sus motivaciones. Por ejemplo, Él frecuentemente hace cosas motivado por el amor. Él también hace cosas motivado por enojo y justicia, los cuales provienen de su amor. Estas motivaciones las podemos entender sin dificultad.

Por esto, el pensar que Dios ha permitido o decretado todas las muertes trágicas de 226,000 personas, de las cuales un tercio se componía de niños, con la única razón de que la respuesta esté fuera de nuestra capacidad de entendimiento, quiere decir que Dios es motivado algunas veces por otra cosa que no es amor, enojo o justicia y demás; Él es motivado por algo que no nos ha revelado todavía durante los miles de años que Él se ha estado revelando a la humanidad. Esto pudiera parecer muy extraño. ¿realmente podemos nosotros creer que el 26 de Diciembre del 2004, Dios de repente se posesionó de una motivación que nunca antes había sido revelada, y que no tiene ninguna semejanza con nada que lo haya motivado en los cinco mil años pasados?.

Aún en los casos de los humanos matando a otros humanos, raramente llegamos a la conclusión de que no existía ningún motivo. La misma verdad le pasa a la persona que no toma precaución a una muerte que él pudo haber prevenido fácilmente. En cualquier caso, si se concluyera que la persona no tenía motivos, también se podría concluir que está persona está loca o es demente. Todo esto es para decir que si Dios no tenía ninguna motivación para decretar o permitir el maremoto, entonces Él no sería Dios del todo. Él no sería digno de adoración y obediencia. Él sería menos que un humano. Sería un demente y sin ningún sentimiento.

Debido a que Dios no es un demente ¿ Qué pudo haberle motivado a decretar o permitir este maremoto en el océano Índico?. Yo dudo que todos estemos pensando que Dios fue motivado por amor. Cuando un ser humano es asesinado, normalmente no sospechamos que él asesino estaba motivado por su amor a la persona que mató. Similarmente, cuando una persona puede evitar fácilmente la muerte de alguien, pero no lo hace, no pensamos que fue amor lo que lo motivo.

Pero, ¿Qué acerca del enojo como motivación de Dios?. Los cristianos confiesan creer en un Dios que una vez inundó toda la tierra de agua, debido a su enojo, matando a todas las personas y sólo dejando con vida a ocho. Existen muchos ejemplos en la Escritura, que hablan de Dios castigando a las naciones paganas y aún hasta su propia gente (Israel) debido a su enojo. A Él con frecuencia se le da crédito en la Biblia de los terremotos que son resultados de su juicio ( ver Números 1:23-24; Isaías: 29:6; Jeremías 10:10; Ezequiel 38:19; Salmos 18:7, 77:18; Hageo 2:6; Lucas 21:11; Hechos 16:26; Apocalipsis 6:12; 8:5; 11:13; 16:18). Él ha sido el hacedor de varios desastres naturales que hasta ahora han llegado a la Tierra y que dejarían a este maremoto parecido a una simple piscina de niños sin profundidad. ¿ Porqué el reciente maremoto no puede ser una manifestación del enojo de Dios? Si no lo es, entonces ¿ cual parte del carácter de Dios se está manifestado?. ¿ qué otra cosa lo puede estar motivando?.

Pero aquí hay otra pregunta, Si Dios está enojado ¿ Porqué está enojado?

Dios se enoja cuando la gente no hace lo que Él dice, como amarlo con todo nuestro corazón y amar a nuestro prójimo como a ti mismo. Su enojo viene de su perfecta justicia, la cual proviene también de su amor. La gente que verdaderamente ama, odia la injusticia, y Dios también es así, sólo su amor es una justicia perfecta y llena de paciencia hacia aquellos que merecen justicia. Si al final Dios no reaccionara con justicia en contra de aquellos que son egoístas, Él no sería un Dios de amor del todo. ¿ Qué pensaría usted de un padre que se sienta pasivamente a observar como su hijo mayor abusa de su hija menor?. El amor demanda una reacción. El amor demanda que el culpable reciba castigo. Así nos dice la Biblia que Dios está enojado todos los días ( ver Salmos 7:11). Entonces, ¿ Cómo un Dios amoroso que lo sabe todo no va a estar enojado todos los días al ver todo lo que sucede en la Tierra?.

Pero todavía quedan otras preguntas. Por ejemplo, ¿ Porqué la gente que está alrededor de las áreas costeras del océano Índico fueron el objetivo de esta ira y no otras partes del mundo? ¿ Podríamos concluir que ellos merecían más esto?

Jesús una vez habló acerca de dos tragedias en su día, y Él le dijo a su audiencia que sería erróneo el hacer conclusiones acerca de aquellos que mueren violentamente sin esperarse. Él dejó muy claro que aquellos que perecían no eran pecadores más grandes que los sobrevivientes. Ellos eran igualmente merecedores de muerte, y Jesús advirtió a los sobrevivientes, “si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” ( ver Lucas 13: 1-19).

Por esto, en vez de preguntarnos porqué tanta gente murió, deberíamos de preguntarnos porque tanta gente sobrevivió, inclusive nosotros. Increíblemente el 99.99641% de nosotros todavía está respirando después del maremoto. En vez de estar apuntando a Dios con nuestro dedo para acusarle y preguntarle “¿porqué ellos?, nosotros deberíamos de apuntarnos a nosotros mismos y preguntarnos “¿Porqué no yo?”

Por supuesto que aquí sólo existe una respuesta a esta pregunta: La misericordia de Dios, inmerecida, que no deberíamos de ganar ni tener. Mientras que muchos están asombrados de las grandes cantidades de muertes, nosotros deberíamos estar atónitos de que todavía haya tantos vivos, pues todos merecemos morir como estas personas perecieron. Además, deberíamos de poner atención a la advertencia que Dios acaba de enviar a todo el mundo. Cada uno debería de arrepentirse y dar a Dios su justo lugar en el trono de nuestros corazones.

Pero, ¿ Qué acerca de los niños que murieron? Muchos se preguntan. La mayoría de nosotros que cree en un Dios que es justo, consecuentemente creerá que Dios no guarda a los niños hasta que alcancen la edad adulta, alcanzando una “ edad en la que se pueda contar con ellos”. Por esto, Jesús nos dijo que el reino de los cielos es de los niños ( Ver Mateo 19:13-14). Cada niño que falleció en este maremoto está ahora frente al rostro de Dios. Aunque ciertamente es imposible juzgar a todos los padres, ¿ no es mucho mejor para los niños ir al cielo que crecer ante la influencia de sus malvados padres que los hubieran llevado al infierno?. Además, cada padre que sufre por la pérdida de su hijo, podrá tener la esperanza de reunirse por siempre con su niño si él o ella se arrepiente. ¿qué sería mejor para el padre: pasar toda su vida con su hijo para que después los dos vayan al infierno, o perder a su hijo y pasar la eternidad juntos en el Reino de Dios?. Los juicios temporales de Dios están frecuentemente diseñados para advertir a la gente y así evitar su juicio eterno. Esto es una verdadera motivación de amor.

Pero, ¿ porqué esta gente que ha tenido muy poco conocimiento del evangelio cristiano fue el blanco de este maremoto? Algunos cristianos dicen. Ellos nunca tuvieron la oportunidad de escuchar.

El apóstol Pablo no estaría de acuerdo, al menos eso me temo. Él declara que ninguna persona tiene excusa ante Dios, porque Dios está evangelizando a cada persona cada momento de su vida. Él se manifiesta a cada uno a través de su asombrosa creación, revelando su naturaleza divina y sus atributos ( ver Romanos 1:18-20). Dios le ha estado predicando a la gente de la costa del océano Índico a través de las bananas, estrellas de mar, gaviotas y un millón de milagros cada día. De acuerdo con Pablo, todos hemos escuchado el mensaje de Dios ( ver Romanos 10:18). Dios no está sólo dando su mensaje hacia fuera, sino también hacia adentro, a través de sus conciencias ( ver Romanos 2:14-16). Su mensaje es el mismo en cada momento: “ arrepiéntete”. La gente generalmente ignora más la voz de Dios cuando su edad aumenta, pero Dios nunca deja de hablarles. La Escritura dice que Él ha escrito sus leyes en nuestros corazones ( ver Romanos 2:14-16), y cada uno distingue lo bueno de lo malo, con la prueba de que nosotros mismos condenamos a la gente cuando hace el mal. Si alguna vez has encontrado una falta en alguien, eso prueba que tú conoces el bien y el mal. Por eso, seremos condenados ante Dios, por condenar a otros por algo que nosotros también hacemos.

Por un momento piensa que nadie en todo el mundo ha escuchado el mensaje de Dios. La verdad es que Dios ha revelado a cada uno un 95% de lo que Él quiere que cada uno sepamos. El evangelio esta cerca del 5% final y Dios generalmente envía este mensaje a la gente que está escuchando en algún grado, al 95% de su revelación. De hecho, si ellos ignoran completamente el primer 95%, debido a que han permitido que sus corazones se endurezcan, generalmente Él tiende a suavizar sus corazones antes de que sea muy tarde. Los maremotos son una forma en que se pueden suavizar los corazones y restaurar el temor de Dios. Todos los que estamos entre los 99.99641% de la población del mundo que todavía respira después del maremoto, tenemos muy buenas razones para suavizar nuestros corazones y temer al Señor. ¿ Ha sido tu corazón suavizado?

Pero, ¿ qué acerca de los cristianos que fallecieron en el maremoto?

Primero, notemos que el maremoto afecto a áreas que son habitadas por muy pocos cristianos.

Segundo, sólo porque una persona diga que es cristiana, no quiere decir que es cristiana desde el punto de vista de Dios. En la Biblia judía se habla acerca de Dios matando a muchos judíos que no eran verdaderos judíos ante la definición de Dios, esto quiere decir que ellos no eran personas que le amaran y obedecieran. Lo mismo ocurre con aquellos que dicen ser cristianos. Jesús preguntó, “¿ porqué me dices Señor, Señor y no haces lo que te mando?” ( Lucas 6:46). Los verdaderos cristianos son aquellos que se han arrepentido, que se niegan a sí mismos y que demuestran su amor por Dios al obedecerle y amar a su prójimo como así mismo. Los falsos cristianos son tan merecedores de la ira de Dios como cualquier otro, si no más. Yo he notado que la llamada nación “cristiana” de los Estados Unidos últimamente ha estado padeciendo de la ira de Dios por su falta de temor a Él. Le hemos dado muy buenas razones a los musulmanes alrededor del mundo para que nos llamen “infieles”. Solamente tienes que ir a los cines para darte cuenta lo que estamos exponiendo al mundo. Y es posible que Dios no se complazca de los cristianos americanos y europeos que se ocultan en hoteles exóticos y lujosos ignorando la necesidad de la gente pobre que vive a las orillas de estos lugares. ¿ Podemos pensar que Dios ve esto pasivamente? ¿ Jesús no habló con frecuencia acerca de estas cosas?

Esto quiere decir, que solamente Dios conoce el verdadero estado espiritual de cada persona que dice ser cristiana alrededor del océano Índico. Aquellos que murieron como los cristianos que eran verdaderamente seguidores de Cristo, ahora están mucho más felices de lo que ellos podían imaginar y no regresarían a la Tierra si se les diera la oportunidad. Ellos no están enojados con Dios por el maremoto. Sus familiares y amigos que todavía están en la Tierra y que son verdaderos cristianos, su fe está siendo probada como le fue probada a Job. Su recompensa será justa. Nuestras oraciones están con ellos.

Cada día en la Tierra alrededor de 150,000 personas mueren. Esto es como un maremoto en la India todos los días. Pero debido a que pasa todos los días y pasa alrededor de todo el mundo, no sale en las noticias. Sin embargo, Dios siempre trata de llamar nuestra atención. Aún cuando nosotros vemos nuestros rostros en el espejo cada día, Dios nos está tratando de advertir por su misericordia que nuestro día final llegará. No hay nada más importante que estar listos para el día final.

Por favor permítame un minuto más. Yo se que ni siquiera he tratado de responder a cada pregunta. Yo no tengo todas las respuestas. Pero déjeme escribirles por un momento a los lectores que son sinceros Hindúes, Musulmanes, y Budistas.

Jesús es una persona innegablemente histórica. Sus escritos contemporáneos, su asombrosa vida en la Biblia. Él dijo ser Dios, aquel que creó el universo y se comprobó por sus milagros. Él se levantó de la muerte, abrió los ojos a los ciegos, y caminó sobre el agua. Lo mataron y después de tres días Él volvió a la vida, después de predecir todo por adelantado. Él también perdonó los pecados de la gente que se arrepintió.

Ahora, debemos de decidir en nuestro propio corazón, ¿era Jesús quien dijo ser? ¿ era y es Él el Señor Dios?. Él le prometió a cada uno que se arrepintiera y creyera en Él que los perdonaría y que viviría en ellos por medio de su Espíritu Santo, para que obedeciéramos sus mandamientos. Con toda tu habilidad, tú puedes tratar de ser una buena persona, pero fallarás miserablemente. Tú nunca puedes ser lo suficientemente bueno en tus propias fuerzas para complacer a Dios. Tú tienes que se humilde y admitir que has desobedecido la voz de Dios en tu corazón, y pedirle a Jesús que te perdone. Él murió por tus pecados, y ahora vive para ser tu Señor ( ver Romanos 14:9). Así que, arrepiéntete. Haz de Jesús tu Maestro y tu Señor. Él te perdonará. Él vendrá a vivir dentro de ti. ¡Tú serás una nueva persona!

Muy agradecido por su misericordia,

David Servant

El temor de Jehová es el principio de la sabiduría; el conocimiento del santísimo es la inteligencia ( Proverbios 9:10).

Jesús dijo: Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la Tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas. Los hombres quedarán sin aliento por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán a la Tierra, porque las potencias de los cielos serán conmovidas ( Lucas 21:25-26).

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Daniel Ekechukwu Spanish

Traducido por J. Raúl Marcos Informe #1

Ocurrió en diciembre de 2001, y poco después ya leí un informe por e-mail acerca de la resurrección del pastor nigeriano Daniel Ekechukwu. Me escribía mi amigo el pastor David K. Aboderin, de Lagos, Nigeria. También oí acerca de este milagro por medio de mi amigo Brent Regis, yerno de Reinhard Bonnke. Bonnke había estado predicando en la iglesia donde Ekechukwu resucitó justo antes de que ocurriese. Brent me contó en aquel entonces algunos de los detalles de la experiencia en el infierno del pastor Ekechukwu. Algunos meses después, vi también un video documental de ese milagro producido por Christ for all Nations [Cristo para todas las naciones], que se centraba principalmente en el milagro de la resurrección. Quería saber más acerca del acontecimiento. Puesto que tenía en la agenda estar las dos primeras semanas de septiembre de 2002 enseñando en tres conferencias de pastores en Nigeria, le dije a David Aboderin que si fuese posible, me gustaría encontrara al pastor Ekechukwu, y oré para que el Señor lo hiciese posible.

Descubrí que el pastor Ekechukwu era de una aldea llamada Amaimo, en el Estado de Imo, y que pastoreaba una iglesia en la ciudad de Onitsha, en el Estado de Anambra, llamada Power Chapel Evangelical Church [Iglesia evangélica Capilla de Poder]. Onitsha estaba a alrededor de tres horas de coche de donde tendríamos nuestra última conferencia, en la ciudad de Umahia, al este de Nigeria. Pregunté a los pastores de la conferencia si alguno sabía cómo podía encontrar al pastor Ekechukwu. Un hombre joven levantó su mano y me dijo que tenía un amigo que a su vez tenía un amigo que conocía personalmente al pastor Ekechukwu. Sin embargo, aprendimos que al pastor Ekechukwu era muy difícil encontrarle ya que está muy solicitado. Para acortar la historia diré que finalmente descubrimos que el pastor Ekechukwu estaba temporalmente en un hotel tan sólo a cinco minutos de la casa de David Aboderin en Lagos, donde yo me hospedaría durante mis últimos tres días en Nigeria, y además se nos dio la oportunidad de encontrarnos con él. Así que en un país de 130 millones de personas, y en una ciudad de 12 millones, ¡el hombre que quería encontrar estaba hospedándose a cinco minutos de mí! O era una enorme coincidencia o una maravillosa providencia. Se me concedió el favor de encontrarme personalmente con Daniel Ekechukwu dos veces durante esos tres días y también de hablar con varios colaboradores de su ministerio, que estaban muy familiarizados con la historia.

El siguiente informe es una compilación a partir de varias fuentes: (1) del pastor Daniel Ekechukwu mismo a través de los diálogos que mantuve personalmente con él el 12 a 14 de septiembre de 2002, mientras estaba en Lagos, Nigeria, (2) de su testimonio personal escrito, contenido en un folleto publicado por él mismo y que me ofreció, titulado Miracle of the 21st Century [Milagro del siglo XXI], (3) escuchando su testimonio público el 13 de septiembre en The Chapel of Glory [La Capilla de Gloria], en Lagos, Nigeria, (4) del vídeo documental producido y vendido por el ministerio de Christ for all Nations [Cristo para todas las naciones], que incluye los testimonios del pastor Daniel, del médico que decretó su muerte, de la esposa de Daniel, del padre de Daniel, del hombre de la funeraria que embalsamó a Daniel, y de varios pastores que estaban presentes en el momento de su resurrección, y (5) de un diálogo personal con Ede Samuel, un viejo amigo y ayudante personal del pastor Daniel, que también fue testigo ocular de muchos de los hechos que rodearon la muerte y resurrección de Daniel. Los acontecimientos descritos en el siguiente informe son objetivos de acuerdo con toda mi capacidad y mi memoria. Envié este informe a un hombre nigeriano llamado Uche Chikezie, que era el responsable de relaciones públicas de Daniel Ekechukwu, y él afirmó que todo de lo que yo informo es verdadero. Estoy convencido de que debido a las complicaciones tras un accidente de automóvil, el pastor nigeriano Daniel Ekechukwu murió físicamente en la tarde-noche del viernes 30 de noviembre de 2001, de que estuvo muerto durante al menos 42 horas, de que visitó el cielo y el infierno durante el tiempo de su muerte física, y de que fue resucitado de los muertos entre las 3:50 y las 5:15 de la tarde del domingo 2 de diciembre de 2001 en el sótano de la Grace of God Mission [Misión Gracia de Dios], localizada en Onitsha, Nigeria. La resurrección del pastor Ekechukwu es el mayor milagro moderno del que yo he oído.

Aunque algunas de las cosas que le ocurrieron al pastor Ekechukwu son extra-bíblicas, ninguna de ellas va contra la Escritura. De hecho, ni la historia de la resurrección de Daniel Ekechukwu ni la historia de tu salvación se encuentran en la biblia, convirtiéndolas a las dos en extra-bíblicas, pero ninguna debería ser desestimada sobre esa base.

El relato

El jueves 29 de noviembre de 2001, el pastor Daniel Ekechukwu y su esposa, Nneka, tuvieron un malentendido que degeneró en una discusión que terminó en que ella le abofeteó. Él estaba muy ofendido por este incidente, al punto de no reconocer incluso el intento de reconciliación de ella a la mañana siguiente. El pastor Daniel admitió que a lo largo de todo el día del 30 de noviembre estuvo airado pensando en la forma como él volvería a poner a su mujer en su sitio cuando regresase a casa. Sin embargo, él nunca regresaría a casa ese viernes.

Mientras conducía a casa esa tarde, los frenos de su viejo Mercedes 230E de 20 años fallaron mientras bajaba una colina con mucha pendiente, y su coche chocó contra unos pilares de cemento levantados para evitar que los coches se precipitasen a una honda presa de agua. No llevaba el cinturón de seguridad (pocos nigerianos lo hacían en el 2001, pero eso cambió en el 2003, cuando comenzó a ser obligatorio por ley en el país), y su pecho chocó muy fuertemente contra el volante y su saliente central, dañando claramente sus órganos internos, puesto que él estaba enseguida vomitando sangre y teniendo dificultad para respirar (sin mencionar que pronto perdió todas las constantes vitales). Daniel no era capaz de salir por sí mismo del coche, pero unos testigos frenéticos le sacaron. Una de estos testigos disponibilizó su coche mientras otro se ofreció a conducir el coche hasta el hospital San Carlos Borromeo, no muy lejos de allí, en los arrabales de Onitsha.

Minutos después de llegar al hospital, un médico empezó a practicar un tratamiento de emergencia, pero Daniel sabía que su cuerpo no estaba respondiendo. Comenzó a orar la oración de un hombre que sabe que va a morir, pidiendo a Dios que le perdonase todos sus pecados para que estuviese preparado para estar delante del Señor. También mandó llamar a su esposa, Nneka, con quien había rechazado hablar cuando salió de casa ese día. Ella se desmayó cuando escuchó las noticias del accidente de su marido y de su estado, pero cuando se recuperó fue llevada por un vecino cristiano al hospital. Este amigo de Daniel, Ede Samuel (a quien entrevisté en profundidad) permaneció con ella y presenció prácticamente todo lo que sucedió en los tres días siguientes.

Cuando vio a Daniel en situación crítica, al llegar al hospital de San Carlos Borromeo, su mujer rompió a llorar, pidiendo a su marido que no muriese y que no la dejase. El medico admitió que no había nada que pudiese hacer para salvar la vida de Daniel (recuerda que esto era un hospital del tercer mundo), y Daniel pidió ser transladado en ambulancia al hospital Umezuruike en Owerri, donde trabajaba su médico. El hospital Umezuruike estaba a 80 km. La mujer de Daniel buscó una ambulancia en contra del consejo de los médicos del hospital San Carlos. De camino al hospital Umezuruike fue cuando Daniel murió.

Daniel yacía en la parte de atrás de la ambulancia mientras su esposa iba en el asiento del pasajero de adelante. Él comenzó a sentir que no iba a sobrevivir, y llamó por su esposa, para que fuese junto a él. Comenzó a decir adiós, a darle instrucciones a su mujer sobre ciertos documentos de la iglesia y personales, y la exhortó a cuidar a sus hijos y la iglesia. Ella comenzó a sollozar en gran manera y entre sus lágrimas le reprendió fuertemente por frases tan negativas. Él era un hombre de Dios y debería tener fe, ¡y no estar hablando de morirse!

Mientras su esposa hablaba, Daniel vio a dos grandes ángeles (eran tan grandes que más tarde se maravilló de cómo podía caber dentro de la ambulancia -sólo uno era tan grande como la ambulancia-) que eran completamente blancos (incluso las pupilas de sus ojos). Daniel intentó hablar a los ángeles, pero uno se llevó el dedo a los labios, pidiéndole silencio. Los ángeles le levantaron de cada lado, y Daniel se dio cuenta de que había ahora dos de él mismo. Los ángeles estaban sosteniéndole bajo cada brazo en su hombre espiritual (que estaba completamente ileso), mientras su cuerpo destrozado yacía abajo. A partir de cuando dejaron la ambulancia, Daniel comenzó a olvidarse del mundo natural.

Cuando la ambulancia llegó al hospital Umezuruike con el cuerpo de Daniel, era ya de noche (viernes 30 de noviembre), y el médico de Daniel no estaba allí. Un miembro del personal sanitario, sin embargo, examinó su cuerpo y tristemente le dijo a Nneka que su marido estaba muerto y que ya no se podía hacer nada. Nneka no quiso creer lo que le decía el médico.

Así que se fueron al Centro Médico Federal en Owerri, pero no encontraron a ningún médico allí tampoco. Finalmente fueron a la Clínica Eunice, y allí el doctor Jossy Anuebunwa confirmó que Daniel estaba muerto. No había respiración, ni el corazón latía ni había pulso, y las pupilas de Daniel estaban dilatadas y fijas. El médico dijo que no había nada que pudiese hacer. El 30 de noviembre de 2001 a las 11:30 de la noche fue expedido un certificado de defunción.

Entonces llevaron el cadáver de Daniel a la casa de su padre en una aldea cercana, y naturalmente el padre de Daniel y otros miembros de la familia fueron traspasados de dolor a la vista del cuerpo sin vida de Daniel, llorando profusamente. El padre de Daniel les dijo que llevasen su cuerpo al mortuorio del Hospital General Ikeduru (ahora conocido como Hospital Comunitario Inyishi), no muy lejos. Llegaron allí alrededor de la 1:00 de la madrugada del viernes al sábado. El funcionario de guardia del servicio funerario, el señor Darlington Manu, recibió el cadáver y los miembros de la familia se fueron.

El primitivo mortuorio nigeriano adonde llevaron el cuerpo de Daniel no tenía cámaras frigoríficas, y por eso el funcionario inyectó productos químicos embalsamantes en los dedos y en los pies de Daniel. Entonces se preparó para embalsamar completamente el cuerpo de Daniel cortando el interior del muslo de Daniel para insertarle un tubo a través del cual podría inyectar más fluído embalsamante. Cuando hizo esto, experimentó una sacudida que le empujó alejándole del cadáver. Esto no le sorprendió, puesto que había experimentado fuerzas similares con anterioridad atribuyéndolas a poderes ocultos. (Estas cosas son practicadas ampliamente en África y muy respetadas por todos los pastores africanos que conozco. Los africanos nunca entienden el escepticismo de los norteamericanos con respecto a la realidad de los poderes ocultos). Tras un segundo intento y un segundo shock que paralizó un poco su brazo derecho, concluyó que Daniel debió haber sido miembro de una poderosa sociedad secreta. Asumió, sin embargo, que tras algunos sacrificios ocultos y encantamientos los poderes en el cadáver cederían, y que entonces podría completar su trabajo. (Este hombre, por supuesto, no era cristiano, pero se convirtió después de la resurrección de Daniel). Así que dio órdenes a un ayudante para depositar el cadáver de Daniel en la parte trasera del mortuorio donde ya habían sido colocados muchos otros cadáveres. (De forma incidental, Daniel dijo que la gente podía oler los productos químicos embalsamantes de su cuerpo hasta dos semanas después de su resurrección. Solían taparse la nariz cuando le abrazaban).

Alrededor de las 2:00 de la madrugada del viernes al sábado, el funcionario, que vivía muy cerca del mortuorio, escuchó canciones de adoración que le turbaron que provenían de dentro del mortuorio, y que pararon tan pronto como se acercó a la puerta del mortuorio. Esto ocurrió dos veces. Buscando el origen de la música dentro de su mortuorio, se apercibió de que una especie de luz emanaba del rostro del cadáver de Daniel. Esto le puso de los nervios.

El amortajador estaba tan perturbado por lo que estaba ocurriendo que localizó al padre de Daniel en la mañana del domingo para informarle de lo que había estado sucediendo y para pedirle que se llevase el cadáver de Daniel de su mortuorio. Más tarde, el domingo por la noche, mientras dormía, la mujer de Daniel experimentó un sueño en el que vio el rostro de su marido, y él le preguntaba a ella porqué le habían dejado en el mortuorio. Él afirmaba que no estaba muerto y que ella le debería llevar a Onitsha donde el evangelista alemán Reinhard Bonnke estaba predicando. Ella se propuso hacer esto, aunque su familia pensase que ella había perdido el juicio. Daniel había estado muerto durante más de 28 horas. La familia finalmente cedió, pero compró un ataúd y trajo ropas funerarias para que el amortajador vistiese a Daniel. A estas alturas el rigor mortis era completamente claro. Alquilaron una ambulancia el domingo 2 de diciembre por la mañana y llevaron el ataúd con el cuerpo de Daniel a la Grace of God Mission [Misión Gracia de Dios] (una iglesia grande) en Onitsha, a alrededor de una hora y media de allí, donde el evangelista Reinhard Bonnke estaba predicando en un servicio de dedicación de la iglesia por la tarde. Ellos llegaron a la iglesia a alrededor de la 1:00 de la tarde.

Los solares de la iglesia estaban protegidos por una multitud de guardias de seguridad federales, estatales y locales, por Reinhard Bonnke, que había recibido muchas amenazas de muerte, y que es odiado por los musulmanes por toda África. (Sin mencionar el hecho de que el World Trade Center de Nueva York había sido destruido por piratas aéreos musulmanes tan solo unas semanas antes). Por este motivo, los guardias de seguridad no permitirían que el ataúd fuese llevado dentro de los terrenos de la iglesia, pensando que realmente podía contener explosivos. La esposa de Daniel se defendió alborotadamente ante ellos, y abrió el ataúd para mostrarles a su marido muerto, lo que provocó que se mofasen e incluso la vapuleasen debido a su persistencia por conseguir entrar. Pero ella incomodó tanto que informaron al pastor decano, y su hijo ordenó que se le permitiese a la esposa de Daniel llevar el cuerpo a la iglesia sin el ataúd, y que fuese colocado en el sótano. Depositaron el cuerpo de Daniel allí sobre dos mesas que juntaron en una sala de la escuela dominical.

Algunos creyentes se reunieron alrededor del cuerpo de Daniel y comenzaron a orar mientras Reinhard Bonnke, que no sabía nada del difunto en el sótano, predicaba y oraba. Finalmente, se dieron cuenta de que el cuerpo de Daniel comenzó a sufrir unas sacudidas, y luego comenzó una respiración irregular. (En este momento, Reinhard Bonnke ya había abandonado los locales de la iglesia). Los creyentes presentes comenzaron a orar fervientemente, y como su cuerpo estaba rígido y frío, comenzaron a darle masajes en su nuca, brazos y piernas. Cuando a los que estaban en el santuario les llegaron noticias de que un hombre muerto estaba regresando a la vida abajo, los sótanos pronto se llenaron de gente. De repente Daniel estornudó y se levantó de un salto. Era entre las 3:50 y las 5:15 de la tarde del domingo. Daniel había muerto en la noche del viernes alrededor de las 10:00. Poco a poco, en pocas horas, estaba plenamente consciente.

¿Dudas este relato? Un informe en la página web de Christ for all Nations [Cristo para todas las naciones] dice:

Aquí hay algunos hechos que no se pueden obviar. Durante dos días Daniel no respiró, y su corazón había parado de latir. Se trataba de un clima caliente, y no de una muerte aparente en una cámara frigorífica. Se le había inyectado un producto químico dañino para preservar de la descomposición. Como un cadáver, fue llevado de acá para allá durante horas, arrastrado, y depositado en un estrecho ataúd sin aire durante horas. Debería haber sufrido un grave daño cerebral, pero él está vivo ahora sin ningún efecto dañino.

Esto no es una reivindicación sin apoyos de que alguien haya vuelto a la vida de forma privada, como en una casa. Aquí se dio un acontecimiento público, una manifestación patente de resucitar desde la muerte. Si alguien tiene que ser nombrado, ésa es Nneka. Solo su fe inquebrantable evitó el entierro de Daniel sencillamente para traerle donde adonde ella estaba convencida que Dios podría devolverle a la vida. Ella miró a Reinhard Bonnke como hombre de Dios y vio que en la atmósfera de fe en la que él ministraba este milagro era posible. La fe de Nneka dictó todo el acontecimiento y su fe fue honrada. ¿Por quién? ¿Quién honró su fe? Si no fue Dios, ¿quién más?

Yo añadiría a esta defensa que si el incidente fue un engaño, dudo que el pastor Ekechukwu hubiese inventado la historia de lo que le ocurrió cuando fue acompañado al infierno, lo que relataré a continuación. El mensaje del pastor Daniel ahora es un mensaje de arrepentimiento para la iglesia, para preparar a la iglesia para estar delante de Jesús, y muchos de hecho se han arrepentido tras escuchar su testimonio. Si esta historia es todo un engaño, el resultado de este engaño es santidad real. Finalmente, el ministerio de Reinhard Bonnke ciertamente no necesita engaño promocional, puesto que a sus cruzadas en Nigeria ya asisten millones de personas. Él de hecho declara que no tuvo nada que ver con el milagro, y que no sabía nada del cuerpo muerto en el sótano de la iglesia donde estaba predicando.

Si la historia de su muerte y su resurrección es impresionante, lo que Daniel experimentó tras su muerte es incluso más impresionante. Para él, lo que experimentó entre su muerte y su resurrección podría haber llevado sólo quince minutos, aunque él estuvo físicamente muerto durante casi dos días. Tras ser levantado de su cuerpo por los dos ángeles en la ambulancia, enseguida se encontró momentáneamente solo, pero pronto se le unió otro ángel. Daniel afirma que si estaba confuso por algo que vio o experimentó, o si tenía una pregunta en su mente, este ángel inmediatamente le dio la respuesta. Este ángel primero le dijo que iban a ir al Paraíso. No se gastó tiempo en llegar a ningún lugar adonde el ángel le llevó. Tan pronto como el ángel dijo que iban a ir al Paraíso, estaban allí.

Daniel permaneció con el ángel y vio una multitud de gente adorando; llevaban vestiduras blancas resplandecientes. Inmediatamente pensó que eran ángeles, pero el ángel que le acompañaba le dijo que eran seres humanos que, “mientras vivían en la tierra, sirvieron a Dios y tenían su fe centrada en Jesucristo y vivieron de forma justa”. Esta gente eran todos sin edad y sin raza. Esto es, ninguno parecía ser joven o de mediana edad o anciano, y ninguno tenía ningún distintivo racial en su aspecto. Todos estaban centrados en una luz muy brillante sobre ellos, y todos adoraban en perfecta unidad. Levantaban sus manos a la vez y se arrodillaban a la vez “como si una especie de aparato electrónico les activase”.

Daniel se apercibió de un hombre que parecía anciano entre la multitud, y se le ocurrió pensar que ese hombre quizá era Dios, pero el ángel que le acompañaba inmediatamente le corrigió. El hombre era padre Abrahán. (Lea Lucas 16,19-31 donde aparece una historia que Jesús contó que habla de Abrahán en la otra vida). Daniel deseaba unirse a los adoradores, pero el ángel le dijo que había otras cosas que Daniel necesitaba ver. Le dijo a Daniel que a continuación irían a ver la promesa de Jesus a sus seguidores, la mansión que él había preparado para aquellos que “él encontrase justos en el último día”. Inmediatamente estaban allí. Daniel que no hay modo terrenal de describir lo que vio. La mansión no tenía fin aparente en su altura o anchura. Se movía continuamente, y cada habitación también giraba de algún modo. Estaba hecha de algo que era transparente como el cristal, y los suelos parecían estar hechos de luz. Daniel no vio a nadie en la gran mansión, pero escuchó cantos hermosos. Preguntándose de dónde vendría la música, el ángel inmediatamente le señaló hacia las muchas flores que había alrededor de la mansión. Cuando Daniel las miró más de cerca, ¡se estaban moviendo e inclinando y cantando alabanzas a Dios!

El ángel le dijo a Daniel: “La mansión está preparada, pero los santos de Dios no. Jesús se retrasa porque los cristianos en la iglesia todavía no están preparados” (Esto está completamente de acuerdo a la Escritura; ver 2 P 3,12).

a seguir, el ángel llevó a Daniel al infierno, y se detuvieron a la puerta. Cuando el ángel levantó su mano y la dejó caer de nuevo, la puerta se abrió, y Daniel pudo inmediatamente escuchar los horribles sonidos de gente chillando y llorando, pero todo en el infierno estaba en total oscuridad. Entonces una luz brillante salió del ángel, y Daniel pudo ver muchos grupos de personas en angustia. Me habló de varios grupos específicos que pasaban por ciclos sin fin de tormentos, cautivos por los mismos pecados que practicaron en la tierra. Un grupo consistía en gente que comía su propia carne y luego la vomitaba al suelo, momento en que el vómito volaba de vuelta a sus cuerpos y se tornaba carne de nuevo que ellos volvían a comer. El ángel le dijo a Daniel que estas personas eran aquellos que habían comido carne humana como práctica ocultista. (Tales cosas ocurren en África todo el tiempo). Otro grupo, que había robado terrenos a otros cuando vivían en la tierra, cavaba sin fin un terreno de dura roca con sus manos desnudas.

Mientras escuchaba a Daniel relatar esta escena, no pude evitar pensar en cuántas veces la Escritura declara que Dios pagará a cada persona de acuerdo con sus actos, y también promete que cada uno cosechará precisamente aquello que ha sembrado. Recordé la historia que Jesús contó de Lázaro y el hombre rico. En la otra vida, sus papeles exactamente se habían dado la vuelta. El hombre rico suspiraba por una gota de agua de Lázaro así como Lázaro había suspirado previamente por unas migajas de la mesa del hombre rico.

El pastor Daniel también vio al antiguo dictador militar de Nigeria. Vio a un cristiano que se había metido en prácticas ocultistas y se había separado del Señor, y a un pastor que había desfalcado dinero de su propia iglesia y además había mentido sobre ello. El antiguo pastor rogaba que devolvería el dinero si Daniel le podía ayudar a escapar del infierno. Aunque había diferentes tipos de torturas, todas las personas en el infierno se retorcían en agonía bajo una fuerza invisible que les agarraba y retorcía repetidamente. Todos estaban gritando, llorando y rechinando sus dientes. El pastor Daniel me dijo que si cada cristiano pudiese ver lo que él vio, no habría necesidad de predicar el evangelio, puesto que cada cristiano viviría el evangelio.

Lo más sorprendente es lo que ocurrió a continuación. El ángel que le escoltaba le dijo al pastor Daniel: “Si se va a apelar a tu historia aquí, sin duda serás arrojado al infierno”. El pastor Daniel inmediatamente se defendió diciendo: “¡Yo soy un hombre de Dios! ¡Yo le sirvo con todo mi corazón!”. Pero una biblia apareció en la mano del ángel, y fue abierta por Mateo 5 donde Jesús avisó que si uno llama a su hermano tonto es suficientemente culpable para ir al infierno de fuego (ver Mt 5,21-22). El pastor Daniel supo que era culpable por las palabras airadas que había dirigido a su mujer. El ángel también le recordó que Jesús prometió que Dios no perdonará nuestros pecados si nosotros no perdonamos a los demás (ver Mt 6,14-15), porque recogeremos lo que hemos sembrado. Sólo aquellos que son misericordiosos obtendrán misericordia (Mt 5,7). El ángel le dijo a Daniel que las oraciones que hizo cuando estaba muriendo en el hospital no tenían ningún efecto, porque rechazó perdonar a su esposa incluso cuando ella intentó reconciliarse en la mañana de su fatal accidente.

el pastor Daniel lloró ante esta revelación, pero el ángel le dijo que no llorase, porque Dios le iba a enviar de vuelta a la tierra para conceder la petición del hombre rico (ver Lc 16,27-30). Un hombre volvería de entre los muertos y advertiría a la gente acerca del infierno. El ángel dijo que la resurrección de Daniel serviría como un signo y que sería el último aviso para esta generación.

Finalmente, el pastor Daniel fue conducido a lo alto de una montaña, donde había un gran agujero lleno de oscuridad. Allí el ángel que le acompañaba condujo a Daniel hasta un hombre que había allí a quien no reconoció en un principio, pero pronto se dio cuenta de que era el evangelista alemán Reinhard Bonnke. El ángel le dijo a Daniel que ese hombre le ayudaría a difundir el evangelio de la salvación.

Tanto Daniel como el reverendo Bonnke cayeron dentro del hoyo, y entonces fue cuando el pastor Daniel saltó del a mesa donde yacía en la misión “Gracia de Dios”. Estaba de nuevo en su cuerpo tras haber estado muerto durante al menos 42 horas, casi dos días completos.

Como puedes imaginar, el pastor Daniel enfatiza enormemente en su predicación la necesidad de perdonar a aquellos que nos han hecho mal, para que nadie sufra el destino que él casi sufrió. Cuán importante es que obedezcamos los mandamientos de Jesús con respecto al perdón y a caminar en el amor los unos para con los otros, así como todo el resto de sus mandatos. Realmente es hora de que la iglesia se arrepienta y procure “la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hb 12,14). No es cuches a falsos maestros que enseñan que en último término la santidad no es esencial para ganar la vida eterna. Jesús avisó que solo aquellos que hagan la voluntad de su Padre entrarán en el reino de los cielos (ver Mt 7,21). No escuches a maestros que dicen que si tú en una ocasión eres salvo ya se te garantiza que serás siempre salvo. Jesús avisó a sus discípulos más cercanos (ver Mt 24,1-3) de la posibilidad de no estar preparados cuando él regresase y de ser lanzados al infierno (ver Mt 24,42-25,46).

Si esperamos que Dios nos perdone, debemos perdonar a los demás. Esto es lo que Jesús prometió solemnemente. ¿Estás preparado para estar delante de Jesús, sincero y sin culpa?

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Forever Rich, Chapter 7

When Free Becomes Expensive

Giving money to the poor has the potential of keeping them poor. Not understanding that, many well-meaning Christians have inadvertently hurt those whom they’ve wanted to help. I first began to understand this back in the late 1980s, when I had an opportunity to travel inside the Eastern European nation of Romania, taking a trip that gave me an education on the economic “advantages” of communism.

Romania was then suffering under its fifth decade of communism. It was a nation that was crumbling. I saw empty store shelves, food lines, and the dreary faces of people in survival mode.

One of the few happy people whom I met in Romania was an elderly pastor who lived in a weathered little wooden house in a rural village. He was, in fact, bubbling with joy, and he told me that the reason he was so blessed was because he loved God with all his heart, mind, soul and strength. Visiting with him was a delight.

Pastors were considered societal parasites in Eastern Europe during those years, and so he, like all pastors, was required to work at a daily job that was thought by communist leaders to be of some economic value. He had been assigned to work with a crew of loggers. He told me that each day his crew would hike out into the forest, cut down trees for three hours, and then lie down and sleep on the forest floor for the remainder of their shift.

I asked him the reason for such an extended daily work break. He explained that if his crew cut down more than their required quota of trees on any given day, their daily quota would be increased. And they would not receive any increase in pay since the government set all wages, and everyone in Romania was supposedly equal. So that joyful, blessed pastor who loved God with all his heart spent his afternoons sleeping in the woods!

His story illustrates a universal human trait: Unless we are motivated by some noble cause, we will always choose the easiest option. That Romanian pastor did not consider lining the pockets of communist bureaucrats to be a noble cause. If he, however, would have had a guarantee of earning more money in exchange for more work, he would have worked harder, as he would have been motivated by love for his wife and children to be a better provider. He may have also been motivated by love for the poor with whom he could share a portion of his earnings.

Communism utterly kills people’s motivation to work harder, because the harder-working laborer receives no benefit. Socialism has the same effect, just to a lesser degree. Why should I work harder if most of my increase is taken by the government and given to someone else who is unwilling to work?

Putting Yourself in His Romanian Shoes

What would you have done had you been that Romanian pastor? If you don’t know, I can help you.

Imagine for a moment that you were looking for a job and were offered two identical opportunities, but one job paid more than the other. Which would you choose? You would, of course, choose the higher-paying opportunity simply because it offers you more money for the same amount of work.

Now back to that Romanian pastor. He was similarly motivated, except there was a ceiling set on his earnings. So he chose the “higher paying job”—the one that required less work for the same amount of earnings. If you or I had been that Romanian pastor, we would have been sleeping in the woods every afternoon, too.

Let me take this one step further. What if you were offered two opportunities to gain $1,000, one that required one week’s labor, and one that required no labor? I suspect you’d take the second offer, the gift of $1,000. Again, unless we’re motivated by some noble cause, we naturally choose the easiest option.

Understanding this helps us realize what we don’t want to do for the poor if we truly want to help them, and that is, continually give them something for nothing. A flow of well-intentioned charity can ensure perpetual poverty. We should not wonder why the poor have no motivation to work when we feed, clothe and house them without requiring any work from them. Like the former communist government of Romania, we effectively kill any motivation they may have had before we arrived with all our good intentions.

Government charity is of course no different than private charity. If by working, people are not able to earn significantly more money than they can gain from collecting welfare checks, they will have absolutely no motivation to get “off the dole” (as they say in England).

Help that Hurts

When it comes to dealing with the truly poor in less-developed nations—those whose poverty is appalling by comparison to what is labeled as poverty in the more-developed world—we have a natural tendency to compassionately empty our wallets to instantly meet their glaring needs. But the beneficiary has been taught a lesson that he will not soon forget: The easiest means to money is to be friends with rich people from other countries. That is the breeding ground for all sorts of evil that aid organizations and compassionate people frequently find themselves facing, evils such as deception, flattery, and bad reports about other “less-worthy” beneficiaries.

Beyond that, expectations and dependencies are slowly created, and as benefactors slowly grow weary of feeding the ever-increasing appetites of the monsters they’ve created, they ultimately stop their flow of charity. In the bitter end, benefactors find themselves accused of ‘betrayal” and “cold-heartedness” by their former beneficiaries—who have already begun to search for their next benefactor.

Before I continue, let me quickly affirm that needy people who are unable to earn a living for themselves, such as orphaned children, elderly widows, those who are significantly handicapped or oppressed, and those with no earning opportunities, are in a different category. They need a flow of charity, at least temporarily. Similarly, those who suddenly find themselves in desperate situations, such as victims of natural disasters or war refugees, need immediate handouts in the form of food and shelter. Yet even in those cases, relief needs to transition to development as soon as possible. And although I hoped to avoid using the worn-out cliché about the comparative benefits of giving a man a fish versus teaching him to fish, there is no better illustration of what I’m talking about. Development is better than relief.

It is not always quite so simple in the real world, however, because chances are the man already knows how to fish, and he is already fishing, but he is only catching enough fish to barely feed himself and his family. What he needs is a boat and a net so he can catch more fish, and he needs a nearby market where people would be willing to buy his fish.

So how do we get that man the boat and net he needs? We have two good options. We can either give or lend him money to purchase the tools a fisherman needs. If we give him money, from the outset the profits from his new venture don’t have to be split between meeting his own needs and making loan payments. He may not, however, be as careful to take care of the tools that cost him nothing, and he may not work as hard to ensure his success. What costs nothing is often valued accordingly. If he fails, he hasn’t lost anything, and he is only back to where he was before he started. He may assume that if he fails, his benefactor will be there to bail him out again.

If, however, we lend him money at interest to purchase a boat and net—and even require some collateral—he is then motivated to carefully consider his business plan, weigh his risk of loss, and work very hard to succeed. He is personally invested from the start. Moreover, if he repays his loan, we can then help another needy fisherman to buy a boat and net, and then another, and another and another. If he refuses to take a loan (at a reasonable interest rate), it might be a good indication that he doesn’t believe he can succeed in the proposed business. The willingness of people to take loans and put up collateral can be an excellent litmus test of their chances of success.

Learning these things from our experiences and the experiences of others, Heaven’s Family is engaged in establishing micro-banks. These banks not only provide start-up capital via loans for enterprising believers, but they also provide income for micro-bankers via the interest that their little banks earn. Heaven’s Family also provides agricultural training for failing subsistence farmers, who generally double or triple the yields of their next harvest, and then continue to enjoy greater yields in subsequent harvests.

Liberating the Lazy

If we truly want to help the poor, we should never do for the poor what they can do for themselves. Years ago, I can remember traveling with my church’s youth group to Appalachia to repair run-down houses of the poorest people I had ever met up until that point in my life. The people spoke English, but we were barely able to understand them because of their thick mountain accents. And I remember how we marveled that the residents would just sit and watch us repair their leaky roofs and sagging porches. We never required them to join us in our work, and they were happy to drink our lemonade and not get in our way.

If I had to do it all over again, I would start by asking homeowners if they had any roof leaks. If they said “yes,” I’d offer them a few shingles, some roofing nails and a can of tar if they would promise to go to work immediately on fixing their leaks while I watched.

Scripture says, “If anyone is not willing to work, then he is not to eat, either” (2 Thes. 3:10). That is plain and simple, and it is just as much a biblical commandment as are all the commandments to give to the poor. The apostle Paul believed in that commandment so much that he worked just to set a good example, even when he had the right to be sustained by offerings:

For you yourselves know how you ought to follow our example, because we did not act in an undisciplined manner among you, nor did we eat anyone’s bread without paying for it, but with labor and hardship we kept working night and day so that we would not be a burden to any of you; not because we do not have the right to this, but in order to offer ourselves as a model for you, so that you would follow our example. For even when we were with you, we used to give you this order: if anyone is not willing to work, then he is not to eat, either (2 Thes. 3:7-10).

Under the old covenant, field owners were forbidden to gather the gleanings from their fields during the harvest, but to leave what remained for the poor (see Deut. 24:19-21; Lev. 19:9-10). Take note, however, that if the poor were to benefit, they had to work to gather the gleanings. Field owners didn’t deliver gleanings to their doorsteps.

God set a personal example in that regard, freely pouring manna from heaven six days a week for the needy people of Israel as they journeyed to the Promised Land. He required, however, that they gather it. Those who didn’t work didn’t eat. There was no such thing as a free lunch from God.

We read in Acts 6 of the early church’s efforts to take care of widows by means of a daily feeding. It didn’t take long before the apostles were plagued by the universal dilemma that always stalks the generous: More needy people started showing up for their handouts. Those widows in Jerusalem who were being overlooked started complaining, and their representatives accused the apostles of ethnic favoritism. That is no doubt why the apostles, as they decided to delegate their responsibilities to others, required men who were “full of the Spirit and of wisdom” (Acts 6:3). Effective benevolence demands great wisdom, lest more harm than good be done.

Paul later wisely laid out very detailed instructions to Timothy regarding which widows should and should not be supported by the church (see 1 Tim. 5:3-16). Only a limited number would qualify, and those who did would hardly be receiving something for nothing, as they were required to work full-time in serving others, doing good works, and praying.

I’ve found that in some cases, impoverished Christians in other countries have been so conditioned by the thoughtless charity of Western Christians that they seem to have no concept of working to earn money, but expect to be sustained by never-ending handouts. If offered a loan to start a business, they refuse it, as it requires work to succeed and repay the loan. Those folks should be left alone until their stomachs educate their heads, as Proverbs tells us: “A worker’s appetite works for him, for his hunger urges him on” (Prov. 16:26).

Flushing Out the Sluggards

I once heard about a pastor who, during the Great Depression, frequently had men come to his church office to ask him for money. He would first ask them if they had looked for a job. They would respond that they had, but explained that they had simply not been able to find work. He then asked them if they would work if they could find a job. They always replied in the affirmative. Finally, he would say to them, “Good! I have a pile of wood in back of the church that needs to be split. There’s an axe beside the woodshed. Go out and split as many of those logs as you can, and then come back and I’ll fairly pay you.”

The majority of the time, those freeloaders politely thanked him, walked out his door, and he never saw them again. And that pastor kept a clear conscience in the process.

God wants us to help the poor, but the best way to help them is to help them lift themselves out of poverty. He doesn’t want us to help sluggards remain lazy. The best form of charity is an opportunity to earn.

Go to the ant, O sluggard, observe her ways and be wise, which, having no chief, officer or ruler, prepares her food in the summer and gathers her provision in the harvest. How long will you lie down, O sluggard? When will you arise from your sleep? “A little sleep, a little slumber, a little folding of the hands to rest”—Your poverty will come in like a vagabond and your need like an armed man (Prov. 6:6-11).

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Forever Rich » Forever Rich, Chapter 7

Forever Rich, Chapter 8

The Eternal Upgrade

This is the final chapter, so let’s think about the day when we’ll begin to benefit from our investments in heaven. That will be payday—a day when we surely won’t regret any earthly sacrifice we made. In fact, we’re likely to regret that we didn’t make greater earthly sacrifices. On that day we will see the treasure we’ve laid up in heaven.

So when we arrive, will we be able to log on to our accounts at HeavenBank.com to check our current balances—balances that will be based on our earthly financial sacrifices? Will we be able to make withdrawals to purchase mansions at the corners of Diamond Road and Emerald Avenue, complete with three-chariot garages?

Those are interesting questions, and I wish I knew the answers. We do know that life in heaven (and ultimately on the new earth) will be similar in many ways to life as we know it now. Heaven will be populated with multitudes of people (Rev. 7:9). They will all have places to reside (see John 14:2-3). They’ll be able to walk and talk and enjoy heaven’s beauty. It will be a place full of activity. The Bible certainly doesn’t portray heaven as a place where people just sit around all day on clouds strumming golden harps.

Will there be learning? Creativity? I can’t imagine not. Work? Progress? How about ownership, labor and commerce? If so, will everyone work purely from joy, and will there be no incentive to gain something through our labors? Will there be some form of currency or medium of exchange? I wish I knew the answers to all those questions.

Regardless, we know that Jesus told us that we can and should lay up treasure in heaven. That implies that those who do will have something waiting for them in heaven that they would not have had otherwise. What will it be? Does every dollar given away on earth add a gold coin to our safe deposit box at Heaven Bank?

I can’t resist mentioning a story that is told of a man whom Saint Peter saw dragging two large suitcases with him as he trudged toward the pearly gates. Upon his arrival, he breathlessly dropped the suitcases with a thud. Peter asks, “What’s in the suitcases?” The man replies, “Let me show you!” He opens them up to reveal to Peter that both are filled with gold coins and bars. Peter responds, “Pavement? You brought pieces of pavement?”

Of course, just because there are roads in the New Jerusalem that John described as being “pure gold, like transparent glass” (Rev. 21:21) doesn’t completely rule out the possibility of gold coins being used in heaven as a medium of exchange. There will be no thieves living in the New Jerusalem, and so no one who lives there will yield to the temptation to sneak out late at night to dig up some of the road (not to mention the fact that there will be no night there).

But back to my primary question: What exactly are the “treasures” that we lay up in heaven? What are the rewards for our obedient stewardship?

Unfortunately, the Bible doesn’t reveal as much as I wish it did, and perhaps because our rewards are beyond our current comprehension. Because of that, we’re just going to have to trust Jesus on this, which isn’t so bad. When someone loves you so much that He dies for you, you can trust that any rewards He promises are going to be good.

Of course, the Bible does speak of crowns that may be received, such as the “crown of righteousness” (2 Tim. 4:8). Everyone who “loved His appearing” (2 Tim. 4:8) will receive that crown, however, and I think it is safe to say that all true followers of Christ “loved His appearing.” Similarly, the “crown of life” will be given to all who persevere and love Jesus (see Jas. 1:12, Rev. 2:10). So neither of those two crowns seems to be reserved as special rewards. An “unfading crown of glory” is another one that is mentioned in the New Testament, and it apparently will be granted exclusively to good shepherds (1 Pet. 5:1-4).

We can certainly anticipate receiving praise from God for our sacrifices (see 1 Cor. 4:5). Hearing the words, “Well done, good and faithful slave” (Matt. 25:21) will be a reward that will warm our hearts forever.

Scripture also seems to imply that God will reward us by granting us different positions of authority in Christ’s government. Jesus’ Parables of the Talents and of the Nobleman support this possibility (see Matt. 25:14-30; Luke 19:12-27). In the Parable of the Nobleman, the two faithful servants are awarded authority over cities. And Scripture teaches that we will rule and reign with Christ in His kingdom (see 2 Tim. 2:12; Rev. 2:26-27, 5:10, 20:6).

Even now, some future seats of authority in God’s kingdom are already reserved. Jesus said to the Twelve:

Truly I say to you, that you who have followed Me, in the regeneration when the Son of Man will sit on His glorious throne, you also shall sit upon twelve thrones, judging the twelve tribes of Israel. And everyone who has left houses or brothers or sisters or father or mother or children or farms for My name’s sake, shall receive many times as much, and shall inherit eternal life (Matt. 19:28-29, emphasis added).

Isn’t it true that one consuming desire shared by all of Jesus’ genuine disciples is to be entrusted with more responsibility for His glory? Do not we all currently wish that our ministries were more fruitful? Perhaps the greater opportunities that we will be given to serve Him in His kingdom will fulfill those desires.

Apart from crowns, words of praise, and governmental positions, I suspect that there are still going to be some surprises for those who have laid up treasure in heaven. 1 Corinthians 2:9 comes to mind: “Things which eye has not seen and ear has not heard, and which have not entered the heart of man, all that God has prepared for those who love Him.”

When the Last Shall be First

Some have concluded—based upon their interpretation of Jesus’ Parable of the Laborers—that all of the redeemed will receive identical rewards in heaven. But we must not emphasize one scripture passage at the neglect of all the others. Because the Bible has only one Author, every verse must be harmonized with the other 31,000 verses. Let’s read the Parable of the Laborers closely:

For the kingdom of heaven is like a landowner who went out early in the morning to hire laborers for his vineyard. And when he had agreed with the laborers for a denarius for the day, he sent them into his vineyard. And he went out about the third hour and saw others standing idle in the market place; and to those he said, “You too go into the vineyard, and whatever is right I will give you.” And so they went. Again he went out about the sixth and the ninth hour, and did the same thing. And about the eleventh hour he went out, and found others standing; and he said to them, “Why have you been standing here idle all day long?” They said to him, “Because no one hired us.” He said to them, “You too go into the vineyard.”

And when evening had come, the owner of the vineyard said to his foreman, “Call the laborers and pay them their wages, beginning with the last group to the first.” And when those hired about the eleventh hour came, each one received a denarius. And when those hired first came, they thought that they would receive more; and they also received each one a denarius. And when they received it, they grumbled at the landowner, saying, “These last men have worked only one hour, and you have made them equal to us who have borne the burden and the scorching heat of the day.” But he answered and said to one of them, “Friend, I am doing you no wrong; did you not agree with me for a denarius? Take what is yours and go your way, but I wish to give to this last man the same as to you. Is it not lawful for me to do what I wish with what is my own? Or is your eye envious because I am generous?” Thus the last shall be first, and the first last” (Matt. 20:1-16).

Was Jesus trying to teach us that, in the end, everyone will receive the same reward regardless of their labor or faithfulness? I don’t think so. Take note that, as the landowner rewarded each group of laborers, he took into consideration the opportunities that they were given to work. The one-hour laborers would gladly have worked a full day had they been given the opportunity. But they only had the opportunity to work one hour.

This teaches us that when God rewards us for our service, He will take into consideration the opportunities (and resources) that He entrusted to us. “From everyone who has been given much, much will be required” (Luke 12:48). You can receive as much reward as the world’s greatest evangelist if you are just as faithful with the gifts and opportunities that God has granted to you. This principle was clearly illustrated in Scripture’s story of the widow who contributed just two small coins to the temple treasury:

And He sat down opposite the treasury, and began observing how the people were putting money into the treasury; and many rich people were putting in large sums. A poor widow came and put in two small copper coins, which amount to a cent. Calling His disciples to Him, He said to them, “Truly I say to you, this poor widow put in more than all the contributors to the treasury; for they all put in out of their surplus, but she, out of her poverty, put in all she owned, all she had to live on” (Mark 12:41-44).

From God’s viewpoint, her tiny contribution was larger than those of the rich because He took into consideration her available resources. She gave all she had to live on. And for that reason, her heavenly reward for her small contribution would surpass the rewards the rich would receive for their large contributions. That is one reason why, at the judgment, “Many who are first will be last, and the last, first” (Mark 10:31).

Incidentally, don’t make the mistake of thinking that there is anything selfish about striving to be among those who are first. It is not as if there are a limited number of rewards for which we’re all competing. Our limitless God has unlimited rewards. It isn’t selfish to strive to be among the first because you don’t have to push anyone down to make it to the top. In fact, Jesus said, “Whoever wishes to become great among you shall be your servant.” It is by serving that we become great.

The True Test

Jesus once told a story about a very foolish investor, a man who laid up his treasure in the wrong place:

The land of a certain rich man was very productive. And he began reasoning to himself, “What shall I do, since I have no place to store my crops?” And he said, “This is what I will do: I will tear down my barns and build larger ones, and there I will store all my grain and my goods. And I will say to my soul, ‘Soul, you have many goods laid up for many years to come; take your ease, eat, drink and be merry.'” But God said to him, “You fool! This very night your soul is required of you; and now who will own what you have prepared?” So is the man who lays up treasure for himself, and is not rich toward God (Luke 12:16-21).

Obviously, had the wealthy man been “rich toward God,” he would not have laid up “treasure for himself,” building bigger earthly barns where he could store his abundant crops. Had he been “rich toward God,” he would have considered the fact that his bumper crops were a blessing from God. Thus, he had responsibility to steward his blessing.

Did God bless him so that he could retire early and live a life of ease and luxury? Apparently not, since he was destined to die soon. Thus we can only conclude that God blessed him to be a blessing before he died. Had he laid up his treasure in heaven, God would not have considered him to be a fool, but very wise. But he was not “rich toward God.” That is, he really had no relationship with God, and it was proven by what he did with what God had entrusted to him.

Our stewardship is indeed a litmus test, if not the litmus test, of our relationship with God. Those who are heaven-bound act like they are heaven-bound. Those who are not acting like they are heaven-bound, but like the rich fool in Jesus’ story, are not heaven-bound.

Jesus couldn’t have made this clearer as He taught His disciples during His Sermon on the Mount, telling them:

Do not lay up for yourselves treasures upon earth, where moth and rust destroy, and where thieves break in and steal. But lay up for yourselves treasures in heaven, where neither moth nor rust destroys, and where thieves do not break in or steal; for where your treasure is, there will your heart be also. The lamp of the body is the eye; if therefore your eye is clear, your whole body will be full of light. But if your eye is bad, your whole body will be full of darkness. If therefore the light that is in you is darkness, how great is the darkness! No one can serve two masters; for either he will hate the one and love the other, or he will hold to one and despise the other. You cannot serve God and mammon (Matt. 6:19-24).

Jesus was not contrasting committed Christians with uncommitted Christians. Rather, He was contrasting those who do and do not have a relationship with God—as revealed by where they are storing up their treasures.

Note that in Jesus’ contrast of two people, one person lays up treasure on earth because his heart is not in heaven. The other lays up treasure in heaven because that is where his heart is. One is full of darkness, that is, ignorance of the truth, while the other is full of light, that is, knowledge of the truth. One has a “bad eye,” a common Hebrew idiom for a “greedy heart” (see Prov. 28:22; Matt. 20:15)[24], while the other has a “clear eye,” the opposite of the “bad eye,” thus signifying a non-greedy heart. One person’s god is money, and therefore God is not his God, as Jesus said that it is impossible to serve God and money. The other person’s master is God, as evidenced by the fact that money is not his master.

These two contrasted people are polar opposites.

Clearly, the person who is laying up his treasure on earth—the one whose heart is not in heaven but on earth, who is full of darkness, whose heart is greedy, and whose god is not God but money—is not a Christian. And for this reason, anyone who is not laying up some treasure in heaven should be gravely concerned about his or her relationship with God.

Keep in mind that it is quite possible, if one has an abundance, to tithe and still lay up lots of earthly treasure. Remember that the Pharisees scrupulously tithed, but they were also lovers of money who were ultimately cast into hell (see Matt. 5:20; 23:15, 23, 33; Luke 16:14; 18:12).

In the final analysis, if we obey Jesus’ commandments in regard to our financial stewardship, it is a matter of faith. If we believe in Jesus then we’ll do what He says, and we’ll reap the benefit of His promises.

The Divine Program

Scripture promises that we will not only be rewarded in the next life for our earthly giving, but also in this life as well. Writing to the Corinthian believers about their promised offering for the suffering saints in Jerusalem, Paul declared:

Now this I say, he who sows sparingly shall also reap sparingly; and he who sows bountifully shall also reap bountifully (2 Cor. 9:6).

But was he speaking only of reaping in heaven? No, Paul continued:

God is able to make all grace abound to you, that always having all sufficiency in everything, you may have an abundance for every good deed… Now He who supplies seed to the sower and bread for food, will supply and multiply your seed for sowing and increase the harvest of your righteousness; you will be enriched in everything for all liberality, which through us is producing thanksgiving to God (2 Cor. 9:8, 10-11).

Those who give can expect to receive “an abundance for every good deed,” a multiplication of their “seed for sowing,” and an enrichment that makes possible more “liberality.” Obviously, according to Paul, the blessing of reaping in this life is not so we can disobey God and lay up treasures on earth. Rather it is so we can sow more, and ultimately lay up more treasure in heaven. What a blessing! And this reveals that God is a very good investor himself, as He invests in those who prove to be good investments! He will help us become forever rich if we’ll just get with the program.

Last Words

In summary, here are the seven principles for becoming forever rich:

1.) Your life is a journey to stand before Jesus, the Venture Capitalist before whom you will have to give an account for everything He’s loaned to you—your time, talents and treasures. That will be your most important day, so prepare for it every day of your life.

2.) You are among the world’s wealthy elite. So learn contentment and remember, “To whom much is given, much is required.”

3.) Debt can be good or bad for you. Eliminate all debt that is not likely to increase your earthly and heavenly wealth.

4.) Self-dispossess. Scale down in Disneyland in order to wisely transfer earthly assets to heaven.

5.) Live frugally. Live simply.

6.) Leverage your time, skills and resources intelligently for maximum gain. But don’t become a manure-shoveling maniac.

7.) Give intelligently. Give first to truly poor believers, the “least of these,” which is the means to laying up treasure in heaven. Remember that the best way to help those who can work is to give them opportunity to work, lifting themselves.

Your treasure is hidden in the field. Buy the field! Be forever rich!

_____________________

Epilogue

Earn all you can, save all you can, give all you can. — John Wesley

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But when the Son of Man comes in His glory, and all the angels with Him, then He will sit on His glorious throne. And all the nations will be gathered before Him; and He will separate them from one another, as the shepherd separates the sheep from the goats; and He will put the sheep on His right, and the goats on the left. Then the King will say to those on His right, “Come, you who are blessed of My Father, inherit the kingdom prepared for you from the foundation of the world. For I was hungry, and you gave Me something to eat; I was thirsty, and you gave Me drink; I was a stranger, and you invited Me in; naked, and you clothed Me; I was sick, and you visited Me; I was in prison, and you came to Me.”

Then the righteous will answer Him, saying, “Lord, when did we see You hungry, and feed You, or thirsty, and give You drink? And when did we see You a stranger, and invite You in, or naked, and clothe You? And when did we see You sick, or in prison, and come to You?”

And the King will answer and say to them, “Truly I say to you, to the extent that you did it to one of these brothers of Mine, even the least of them, you did it to Me.”

Then He will also say to those on His left, “Depart from Me, accursed ones, into the eternal fire which has been prepared for the devil and his angels; for I was hungry, and you gave Me nothing to eat; I was thirsty, and you gave Me nothing to drink; I was a stranger, and you did not invite Me in; naked, and you did not clothe Me; sick, and in prison, and you did not visit Me.”

Then they themselves also will answer, saying, “Lord, when did we see You hungry, or thirsty, or a stranger, or naked, or sick, or in prison, and did not take care of You?”

Then He will answer them, saying, “Truly I say to you, to the extent that you did not do it to one of the least of these, you did not do it to Me.” And these will go away into eternal punishment, but the righteous into eternal life (Matt. 25:31-46).

_____________________

And the multitudes were questioning him [John the Baptist], saying, “Then what shall we do?” And he would answer and say to them, “Let the man who has two tunics share with him who has none; and let him who has food do likewise” (Luke 3:10-11).


[24] The King James Version translates Proverbs 28:22, Matthew 6:23 and Matthew 20:15 to all include the expression “evil eye.” Both Greek words translated “evil” in Matthew 6:23 and 20:15 are the same: poneros.

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