SALMO
El Señor cuida de mí
Canción de David.
El SEÑOR es mi luz y mi salvación.
¿A quién podría yo temerle?
El SEÑOR es la fortaleza de mi vida,
así que no le temo a nadie.
Aunque los perversos me ataquen
y traten de destruirme,
aunque mis enemigos me ataquen,
serán ellos los que tropiecen y caigan.
No tendré miedo aunque todo un ejército me rodee.
Confiaré en Dios aunque me declaren la guerra.
Sólo una cosa le pido al SEÑOR;
esto es lo que más quiero:
habitar en la casa del SEÑOR
por el resto de mi vida.
Así podré disfrutar del placer de estar junto al SEÑOR
y visitarlo en su templo.
Cuando esté en peligro,
él me protegerá en su casa.
Él me esconderá bajo su techo,
me llevará a un lugar seguro.
El SEÑOR me ayudará a derrotar
a los enemigos que me rodean.
Así con alegría podré ofrecerle sacrificios en su templo
y cantar en su honor.
SEÑOR, escucha a mi llamado,
ten compasión de mí y contéstame.
SEÑOR, de todo corazón quiero conversar contigo
y aquí estoy para adorarte.
No te alejes de mí,
no ignores a tu servidor.
Dios mío, tú eres mi Salvador.
¡No me dejes solo,
no me abandones!
10 Aunque mis padres me abandonen,
el SEÑOR se encargará de mí.
11 SEÑOR, enséñame a vivir como tú quieres.
Guíame por el camino seguro;
ayúdame porque tengo muchos enemigos.
12 No permitas que mis enemigos me derroten,
porque son muchos los que dicen mentiras de mí
y tratan de hacerme daño.
13 Yo, en cambio, espero disfrutar
de la bondad del SEÑOR mientras viva.
14 Mientras aguardan,
confíen en el SEÑOR.
Sean fuertes y valientes,
y esperen que el SEÑOR les ayudará.