SALMO
Dios y los ídolos
SEÑOR, nosotros no merecemos recibir ningún honor;
todos los honores deben ser para ti.
Sólo tú debes recibir la gloria
por tu fiel amor y lealtad.
¿Por qué tiene que preguntarnos la gente de otros pueblos:
«Dónde está su Dios?»
¡Nuestro Dios está en el cielo
y hace todo lo que le viene en gana!
Los ídolos de esas naciones son oro y plata,
productos hechos por manos humanas.
Tienen boca, pero no pueden hablar;
tienen ojos, pero no pueden ver.
Tienen oídos, pero no pueden oír;
tienen nariz, pero no pueden oler.
Tienen manos, pero no pueden tocar;
tienen pies, pero no pueden caminar.
No sale sonido alguno de su garganta.
Así quedarán como esos ídolos
los que los hacen y los que creen en ellos.
Israelitas, confíen en el SEÑOR;
él los ayuda y los protege.
10 Descendientes de Aarón, confíen en el SEÑOR;
él los ayuda y los protege.
11 Todos ustedes los que respetan al SEÑOR, confíen en el SEÑOR;
él es su fuerza y su escudo.
12 El SEÑOR nos recuerda y nos bendecirá;
bendecirá a los israelitas
y a los descendientes de Aarón.
13 Bendecirá a todo el que respeta al SEÑOR,
desde el más pequeño hasta el más grande.
14 El SEÑOR hará que tú y tus hijos
tengan muchísimos descendientes.
15 Te bendice el SEÑOR,
creador del cielo y de la tierra.
16 El cielo es del SEÑOR,
pero les dio la tierra a los seres humanos.
17 Los muertos, los que bajaron al mundo del silencio,
no alaban al SEÑOR.
18 En cambio, nosotros alabaremos al SEÑOR
ahora y siempre.
¡Aleluya!