Zacarías
El Señor quiere que su pueblo
vuelva a él
1
El profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó, recibió un mensaje del SEÑOR en el mes octavo del segundo año* segundo año 520 a. C. aproximadamente. del reinado de Darío de Persia:
«El SEÑOR se enojó con sus antepasados, así que dile al pueblo: “El SEÑOR Todopoderoso dice: Vuelvan a mí, dice el SEÑOR Todopoderoso, y yo volveré a ustedes”. Lo dice el SEÑOR Todopoderoso. No sean como sus antepasados, a quienes los profetas de entonces dieron el mensaje del SEÑOR Todopoderoso de que se alejaran de la mala vida que llevaban y dejaran de hacer el mal. Sin embargo, ellos no me escucharon ni me prestaron atención, dice el SEÑOR.
»¿Dónde están sus antepasados? ¿Es que acaso los profetas vivieron eternamente? Mis advertencias y decisiones que les ordené a mis siervos los profetas, ¿acaso no llegaron hasta sus antepasados? Así que ellos cambiaron y dijeron: “Tal como el SEÑOR Todopoderoso lo había planeado, él decidió tratarnos de acuerdo con nuestras obras y nos castigó por el mal que hicimos”».
Los cuatro caballos
El día veinticuatro del undécimo mes, o mes de sebat, durante el segundo año del reinado de Darío, el profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó, recibió este otro mensaje del SEÑOR:
Por la noche tuve una visión. Vi entre unos arrayanes a un jinete en un caballo rojo. Detrás de él había otros caballos de color rojo, castaño y blanco. Le pregunté:
—¿Qué significado tienen estos caballos, señor?
El ángel que me hablaba me dijo:
—Te enseñaré el significado.
10 Entonces el jinete del caballo entre los arrayanes respondió:
—Los caballos han sido enviados por el SEÑOR para que recorran la tierra.
11 Luego, los jinetes le dijeron al ángel del SEÑOR que estaba entre los arrayanes:
—Hemos estado recorriendo la tierra y está toda tranquila y en paz.
12 Entonces el ángel del SEÑOR dijo:
—SEÑOR Todopoderoso, ¿cuándo tendrás compasión por Jerusalén y las ciudades de Judá? Has estado enojado con ellas durante los últimos setenta años.
13 El SEÑOR le respondió al ángel que me hablaba con palabras de aliento y de consuelo. 14 Fue entonces cuando el ángel me dijo que anunciara lo siguiente. Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
«Estoy conmovido por Jerusalén y Sion,
15 pero estoy muy enojado con las naciones que se sienten tan seguras.
Con Israel me enojé sólo un poco
y por eso usé a esas naciones para que le dieran su castigo.
Pero esas naciones le causaron
demasiado sufrimiento a mi pueblo».
16 Debido a eso el SEÑOR dice:
«Regresaré a Jerusalén
y le mostraré mi compasión.
Jerusalén será reconstruida,
y mi casa será edificada allí,
dice el SEÑOR Todopoderoso».
17 El ángel también me dijo que anunciara esto: El SEÑOR Todopoderoso dice:
«Mis ciudades serán ricas de nuevo.
El SEÑOR consolará a Sion,
y elegirá de nuevo a Jerusalén».
Los cuatro cuernos
y los cuatro herreros
18 Luego levanté la mirada y vi cuatro cuernos. 19 Entonces pregunté al ángel que hablaba conmigo:
—¿Qué significan estos cuernos?
Él me dijo:
—Estos cuernos representan las naciones que desterraron a tierras lejanas a los habitantes de Judá, Israel y Jerusalén.
20 Después de eso el SEÑOR me mostró cuatro herreros. 21 Yo pregunté:
—¿Qué trabajo vienen a hacer estos hombres?
Él respondió:
—Los cuernos representan las naciones que desterraron al pueblo de Judá, hasta el extremo de que nadie podía levantar la cabeza. Estos herreros vienen a aterrorizar a esas naciones. Van a destruir y a desterrar las naciones que se levantaron contra Israel y desterraron su gente a tierras lejanas.