SALMO
Tú eres mi Dios
Canción de David cuando estaba en el desierto de Judá.
Dios mío, tú eres mi Dios,
desesperado te busco.
Mi alma tiene sed de ti;
todo mi ser suspira por ti,
como la tierra seca y árida
desea el agua.
Te vi en tu templo,
contemplé tu poder y tu gloria.
Tu fiel amor es mejor que la vida misma,
mis labios te alaban.
Te alabaré con mi vida;
alzaré las manos en tu nombre al adorarte.
Me sentiré completamente satisfecho,
como quien disfruta de una comida muy sabrosa,
y mis labios dichosos te alabarán.
Estando en mi lecho me acuerdo de ti,
pienso en ti a media noche.
Porque tú me ayudas,
y a la sombra de tus alas canto de alegría.
Mi alma se aferra a ti,
tu mano derecha me sostiene.
Pero no lograrán nada los que buscan acabar conmigo,
terminarán en la tumba.
10 Ellos serán castigados con la espada
y sus cadáveres serán devorados por el chacal.
11 El rey estará feliz junto a Dios,
y todos los que lo aman lo alabarán.
En cambio, a los mentirosos se les tapará la boca.