SALMO
No me castigues, Señor
Canción de David para el día de la conmemoración.
SEÑOR, no me reprendas con enojo.
No me corrijas cuando estés muy molesto.
Me lanzas tus flechas
y con tu mano me aplastas.
Debido a tu enojo obrando en mi cuerpo,
no me siento bien.
Por causa de mi pecado,
mis huesos ya no están sanos.
Mi culpa pesa sobre mi cabeza como una enorme carga.
Me estoy hundiendo.
A causa de estupidez, mis heridas van de mal en peor.
Se pudren y dan mal olor.
Me la paso retorciéndome de dolor
y vivo lamentándome.
Siento por dentro la fiebre ocasionada por una pena terrible;
estoy completamente descompuesto.
Estoy tan adolorido que ya no doy más
y mi corazón abatido me hace gritar.
SEÑOR, tú sabes lo que deseo.
Has escuchado mis lamentos.
10 Mi corazón late exageradamente.
Se me ha acabado la fuerza
y mis ojos han perdido su brillo.* mis ojos han perdido su brillo o me estoy quedando ciego. Textualmente hasta la luz de mis ojos se ha ido.
11 Mis amigos y quienes me querían no se acercan a mí por causa de mi enfermedad.
Hasta mis familiares se han alejado de mí.
12 Mis enemigos me tienden trampas
y amenazan con destruirme.
Dicen mentiras de mí todo el tiempo.
13 Pero yo me hago el sordo y los ignoro.
Me hago el mudo y no digo nada.
14 Soy como el que no oye;
no puedo quejarme ni defenderme.
15 SEÑOR, yo espero en ti;
tú, Señor y Dios mío, serás quien responda.
16 No permitas que mis enemigos se alegren con mi caída;
no permitas que canten victoria.
17 Estoy a punto de rendirme;
el dolor no me abandona.
18 Confieso mis culpas,
me duele mi pecado.
19 Mis enemigos son fuertes;
son muchos los que me odian sin causa.
20 Y esos que devuelven mal a cambio del bien siguen atacándome
porque me esfuerzo en hacer el bien.
21 SEÑOR, no me abandones.
Dios mío, no te quedes lejos de mí.
22 Apresúrate a ayudarme.
¡Señor mío, sálvame!