¿Podemos Reprender a los Huracanes e Inundaciones?

(Can We Rebuke Hurricanes and Floods?)

Nuestra pregunta final acerca de los desastres naturales: ¿No es cierto, que si tenemos suficiente fe, podemos reprender un desastre natural y detenerlo antes de que ocurra?

Tener fe quiere decir creer en la voluntad revelada de Dios. Por lo tanto, la fe, debe estar fundada en la propia palabra de Dios o no sería fe del todo, sino sólo esperanzas o presunciones. No hay ningún lugar en la Biblia en donde Dios nos de una promesa acerca de reprender y calmar huracanes, y por esto no hay forma en que una persona pueda tener fe para hacerlo (a menos que Dios en su soberanía le de esa fe al creyente).

Déjame explicarte más. La única forma en que una persona pueda tener fe para reprender un huracán, es que Dios no quiera que tal huracán golpee una cierta zona geográfica. Como hemos aprendido de la Escritura, Dios es el que controla el viento y por esto es responsable de los huracanes. Por lo tanto, sería imposible para alguien tener la suficiente fe para detener un Huracán que Dios ya ha decretado. La única excepción a esto sería que Dios cambiara su forma de pensar acerca del huracán, lo cual puede hacer al escuchar la oración de alguien a quien Dios muestra misericordia, o al ver el arrepentimiento de la gente que estaba en el lugar donde el huracán se dirigía (la historia de Nínive en los días de Jonás nos sirve de ejemplo). Ahora bien, si Dios cambió su forma de pensar, no quiere decir que alguien tenga la fe para reprender o calmar un huracán, únicamente si ese alguien sabía que Dios quería que reprendiera y calmara esa tormenta.

La única persona que reprendió y calmó un gran viento fue Jesús. La única forma que alguno de nosotros pueda hacer lo mismo sería si Dios nos da “el don de fe”, (o el don de fe especial, como a veces se le llama) uno de los nueve dones del Espíritu escritos en 1 Corintios 12:7-11. Como todos los dones del Espíritu, el don de fe opera únicamente cuando el Espíritu lo desea (ver 1 Corintios 12:11). Por lo tanto, a menos que Dios nos de una fe especial para reprender un huracán, no debemos detenernos en su camino, supuestamente actuando por fe. Debes alejarte de ese lugar, y sugiero también que ores pidiendo la protección de Dios, y pídele que tenga misericordia de la gente que está juzgando, pídele además que salve sus vidas para que tengan más tiempo para arrepentirse.

Note que cuando Pablo era llevado a Roma en un barco que fue dominado por dos semanas por la fuerza de un fuerte viento, él no calmó el viento por medio de una reprensión (ver Hechos 27:14-44). La razón por la cual no lo hizo, es porque no podía. También note que Dios tuvo misericordia sobre cada persona a bordo, pues todos los 276 sobrevivieron (ver Hechos 27:24, 34, 44). Me gustaría pensar que Dios tuvo misericordia de ellos porque Pablo oró a Dios pidiendo misericordia de ellos.