El Sermón del Monte

(The Sermon on the Mount)

Debemos tener en cuenta que la gente a la cual Jesús se dirigió durante su sermón del monte era gente que también había vivido bajo la influencia hipócrita de los fariseos, gobernadores y maestros de Israel. Como aprendimos en nuestro estudio acerca del sermón del monte, es indiscutible que mucho de lo que Jesús dijo era una corrección a la falsa enseñanza de los fariseos. Jesús también le dijo a esta gente que no heredarían el reino de los cielos si su justicia no sobrepasaba la de los escribas y fariseos (Ver Mateo 5:20), lo que quería decir que los escribas y fariseos irían al infierno. Al final de este sermón, la gente estaba impactada, en parte, porque Jesús estaba enseñando, no como los escribas (ver Mateo 7:29).

Al principio de su sermón, Jesús expuso la hipocresía de aquellos que decían que nunca habían cometido adulterio, pero que habían sido lujuriosos y se habían divorciado para volverse a casar. Él expandió el significado del adulterio más allá del acto físico pecaminoso entre dos personas que están casadas con otras. Lo que Él dijo debió ser incuestionable para cada persona honesta que pensara un poco en el asunto. Tenga en cuenta que hasta que escucharon el sermón de Jesús, la mayoría de la gente pensaba que el divorcio era legal por “cualquier causa”. Jesús quería que sus seguidores y los demás conocieran que la intención de Dios desde el principio era un estándar mucho más alto.

“Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También fue dicho: “Cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio”. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere, y el que se casa con la repudiada, comete adulterio” (Mateo 5:27-32).

Primero, como lo dije antes, note que las palabras de Jesús acerca del divorcio y el casarse de nuevo no sólo se equiparan con sus palabras acerca de la lujuria, relacionándolas hasta ese grado, sino que las equipara hasta darles el mismo significado de adulterio, relacionándolas en un grado más alto. Ahora podemos ver el hilo conductor que corre a través de todo este pasaje de la Escritura. Jesús estaba ayudando a sus seguidores a entender el verdadero significado del sétimo mandamiento. Éste decía que no se debe cometer lujuria ni divorciarse o casarse de nuevo.

Todos en su audiencia judía habían escuchado el sétimo mandamiento cuando se leía en las sinagogas (no se poseían biblias personales), y ellos habían escuchado la exposición de éste, a la vez que habían observado su aplicación en las vidas de sus maestros, los escribas y fariseos. Jesús después dijo, “pero yo os digo”, no con el propósito de agregar nuevas leyes, sino con el anhelo de revelar la intención original de Dios.

Primero, la lujuria estaba claramente prohibida por el décimo mandamiento y aún sin el décimo mandamiento, cualquiera que pensara acerca de eso, se daría cuenta que es erróneo el desear lo que Dios condena.

Segundo, desde los primeros capítulos del Génesis, Dios dejó claro que el matrimonio era para toda la vida. Además, cualquiera que pensara en esto, concluiría que el divorcio y el casarse de nuevo serían como adulterar, especialmente cuando uno se divorcia con la intención de volverse a casar.

Pero recordemos que en este sermón, está claro que Jesús sólo intentaba ayudar a la gente a ver la verdad sobre la lujuria, el divorcio y el segundo matrimonio. Jesús no estaba hablando de una nueva ley que no hubiera estado en otro tiempo “en los libros”.

Es interesante que muy pocos en la iglesia han tomado las palabras de Jesús acerca de sacarse el ojo y cortarse la pierna literalmente, pues estas ideas no concuerdan con el resto de la Escritura, y sólo sirven para hablar fuertemente acerca de evitar la tentación sexual. Pero en la iglesia muchos interpretan literalmente las palabras de Jesús acerca de que la persona que se vuelve a casar comete adulterio, aún cuando tal interpretación contradice el resto de la Escritura. La meta de Jesús era que sus oyentes vieran la verdad, con la esperanza de que los divorcios disminuyeran. Si sus seguidores guardaran en sus corazones lo que Él dijo acerca de la lujuria, no habría inmoralidad en ellos. Si no hubiera inmoralidad, no existirían razones legítimas para el divorcio y no habría divorcios, tal como era la intención de Dios desde el principio.