Discípulos a Todas las Naciones

(Disciples of All Nations)

Antes de continuar, veamos nuevamente Mateo 28: 19-20, la gran y general Comisión que Jesús dio a sus discípulos a ver si encontramos otras verdades.

“Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todo lo que os he mandado” (Mateo 28: 19-20ª).

Notemos que Jesús quiere hacer discípulos en todas las naciones, o en una forma más correcta de acuerdo con el griego original, en todos los grupos étnicos del mundo. Si Jesús ordenó esto, yo tengo que creer que es posible hacerlo. Nosotros podemos hacer discípulos de Jesús en cada grupo étnico del mundo. La tarea no fue únicamente otorgada a los once discípulos originales, sino también a todos los discípulos después de ellos, porque Jesús les dijo a los once que enseñaran a sus discípulos a guardar todo lo que Él les había mandado. De esta forma los once originales, le enseñaron a sus discípulos a obedecer el mandato de Jesús de hacer discípulos a todas las naciones, y por consiguiente, esto tenía que ser un mandato perenne para cada siguiente discípulo. Se supone que cada discípulo de Jesús de alguna forma tiene que estar involucrado con el discipulado a las naciones.

Esto explica en parte el por qué la “Gran Comisión” no ha sido realizada completamente. Aunque hay millones de cristianos en el mundo, el número verdadero de discípulos que se someten a obedecer a Jesús es mucho menor. La mayoría de los cristianos no se preocupa por hacer discípulos en cada grupo étnico, porque simplemente no se someten a obedecer los mandamientos de Jesús. Y cuando se les habla de esto, frecuentemente ponen excusas tales como, “ese no es mi ministerio” o, “yo no me siento guiado en esa dirección”. Muchos pastores dicen tales frases, como también las dicen los cabritos que escogen únicamente los mandamientos de Jesús que son dignos de entrar en sus agendas.

Si cada cristiano verdaderamente creyera en el Señor Jesucristo, en un corto tiempo todas las personas alrededor del mundo habrían escuchado el evangelio. El compromiso colectivo de los discípulos de Jesús lo haría una realidad. Ellos dejarían de gastar todo el tiempo y dinero en cosas temporales y sin valor y lo usarían para alcanzar lo que Dios les ha ordenado. Sin embargo, cuando los pastores piadosos anuncian que en el próximo culto de la iglesia habrá un misionero predicando, a menudo se puede esperar que la asistencia disminuya. Muchos de los cabritos se quedarán en casa o irán a otra parte. Ellos no están interesados en obedecer el último mandamiento del Señor Jesús. Por otro lado, las ovejas, siempre estarán ansiosas y esperando ser tomadas en cuenta para hacer discípulos a todas las naciones.

Un último punto en relación con Mateo 28:18-20: Jesús dijo a los discípulos que bautizaran a sus discípulos, y los apóstoles siguieron este mandamiento fielmente. Ellos inmediatamente bautizaban a aquellos que se arrepentían y creían en el Señor Jesús. Por supuesto, el bautismo significa que el nuevo creyente se identifica con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Los nuevos creyentes han muerto y nacido de nuevo como nuevas creaciones en Cristo. Esta verdad, Jesús quería representarla en el bautismo de cada creyente nuevo, haciéndole entender que él era ahora una nueva persona con una nueva naturaleza. El creyente es un espíritu con Cristo y ahora esta habilitado para obedecer a Dios por medio de Cristo, el cual mora dentro de él. Estaba muerto en sus pecados; pero ahora fue lavado y limpio y lleno de vida por el Espíritu Santo. Ha sido más que “únicamente perdonado”. Más bien, ha sido radicalmente transformado. Por eso Dios ha indicado que los verdaderos creyentes actúan muy diferente a cuando estaban espiritualmente muertos. Ciertamente, esto también les dijo Jesús en sus últimas palabras, “y yo estoy con ustedes siempre, hasta el final del mundo” (Mateo 28: 20). ¿No es razonable pensar que la continua presencia de Jesús en su gente afectaría su conducta?