Falsos y Verdaderos Apóstoles

Pareciera que algunos ministros hoy en día, deseando más autoridad sobre sus iglesias, proclaman con rapidez su llamado de apóstoles, pero la mayoría de ellos tienen un gran problema. Debido a que ellos no han establecido iglesias (o tal vez sólo una o dos) y no tienen los dones ni la unción bíblica de un apóstol, deben buscar pastores débiles que les permitan tener autoridad sobre sus iglesias. Si tú eres un pastor, no te dejes engañar por estos falsos apóstoles, egocéntricos y hambrientos de poder. Generalmente, son lobos con piel de oveja que con frecuencia andan detrás del dinero. La Escritura nos advierte acerca de los falsos apóstoles (ver 2 Corintios 11:13, Apocalipsis 2:2). Si tienen que decirte que son apóstoles, esta es probablemente una indicación de que no lo son. Su fruto debe ser evidente.

Un pastor que establece su propia iglesia y se queda pastoreándola por años no es un apóstol. A estos pastores quizá se les puede llamar “pastores apostólicos” pues son pioneros en su propia iglesia. Aún así, no tienen el oficio de apóstol pues no han plantado más iglesias.

Un verdadero “misionero” como se les llama hoy en día, ungido y enviado por Dios, llamado a establecer iglesias, podría trabajar en el oficio de apóstol. Por otro lado, los misioneros que plantan escuelas bíblicas o entrenan pastores no son apóstoles sino maestros.

Un verdadero ministerio de apóstol se caracteriza por las señales y los prodigios sobrenaturales, los cuales son instrumento esencial para ayudarles a plantar iglesias. Pablo escribió:

“En nada he sido menos que aquellos «grandes apóstoles », aunque nada soy. Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, señales, prodigios y milagros “(2 Corintios 12:11b-12).

Si una persona no es acompañada en su ministerio de señales y prodigios, no es un apóstol. Obviamente, los verdaderos apóstoles son escasos, y no existen en medio de la iglesia sin santidad y que predica un falso evangelio. Yo los he encontrado mayormente en los lugares del mundo en donde todavía hay territorio virgen para el evangelio.